Descubre: vulnerabilidad y adaptación al cambio climático
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- Escrito por Mónica Gálvez - Foto Rainforest Alliance Guatemala
El cambio climático está afectando tanto a países pobres como ricos, sin embargo, el nivel de resiliencia de cada uno es diferente, por lo que algunos son considerados más vulnerables a estos cambios extremos. Es aquí donde entra en juego saber qué tan preparados estamos realmente para adaptarnos y qué hace falta reforzar por parte de los gobiernos para asegurar a las comunidades de cualquier riesgo climático.
Rainforest Alliance trabaja este tipo de problemáticas, especialmente para países que se encuentran en desarrollo como Guatemala en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Guatemala, la Oficina Presidencial de Planificación y Programación y los Consejos Departamentales de Desarrollo, trabajan en crear planes de adaptación, específicamente para cada Departamento, esto con la intención de que sean objetivos más realistas y que puedan ser alcanzados por los mismos actores locales.
“La idea fue acercarse a los productores, a las comunidades, a los programas de la institucionalidad pública”, explica José Furlán, gerente de vulnerabilidad al cambio climático en Rainforest Alliance con sede en Guatemala. “Analizamos internamente de dónde vienen las amenazas, donde somos más sensibles y cuáles son nuestras capacidades (qué tan resilientes podemos llegar a ser)”.
José explica que, en el caso de Guatemala, no había un análisis que indicara el nivel exacto de vulnerabilidad de cada región, por lo que con este programa comenzaron a analizar distintas variables sobre qué tan expuestos estaban al cambio climático.
“El cambio climático afecta a todos los países, unos más que a otros. Y en algunos lugares puede llegar a pensarse que les daría beneficios, pero nosotros que somos países tropicales nos vienen huracanes, extremos de lluvia, olas de calor y sequías”, comenta José.
Es por esto que basados en los resultados que evaluaron pudieron hacer una actualización de información climática junto con el servicio meteorológico nacional, llamado INSIVUMEH, el cual ya tenía algunos análisis sobre el comportamiento de las temperaturas a lo largo de la historia hasta la actualidad, ayudando a visualizar hacia qué escenario aproximado nos tendremos que enfrentar.
Recopilación de datos climáticos y sociales
Según los últimos reportes del IPCC, nos acercamos a un escenario pesimista, donde el cambio climático seguirá presente, por lo que se necesitan metas más cercanas y que se puedan trabajar y modificar conforme avanza el resto de la acción climática global. Es así como Rainforest Alliance basa sus análisis sobre el comportamiento del clima para los próximos 30 años, registrando cambios en la temperatura y precipitación.
“Analizamos extremos de lluvia, heladas, sequías, olas de calor, y vemos como hay áreas, como el Corredor Seco, que se tiende a ensanchar hasta convertirse en un cinturón. Otras variables se reducen, como los frentes fríos, por lo que nos toca pensar qué se viene”.
Es importante ver todas estas variables desde los demás puntos de vista en desarrollo del país, como la economía. “Hay comunidades donde se sigue hablando del huracán Mitch (1998), porque no estamos preparados para enfrentar estas catástrofes”, a diferencia de otros países donde este tipo de desastres naturales golpean una ciudad y esta puede recuperarse con mayor eficiencia y en un menor periodo de tiempo.
“Una capacidad de adaptarnos viene también con aspectos económicos, sociales, educación, infraestructura instalada. Hay municipalidades donde apenas el 7% de su población les dan un chorro para conectarse al agua, mientras que hay otras donde casi todos tienen acceso al agua en su hogar”, explica José. “Todas estas variables las fuimos juntando para identificar dónde estaban los departamentos más vulnerables, dónde estaban los de mayores capacidades de adaptación y a partir de esto empezamos a trabajar en un plan de adaptación al cambio climático por departamento”.
En el caso de Rainforest Alliance, su papel consiste en ser un socio implementador del ministerio de medio ambiente, ya que al final, este es el que se debe comprometer a cumplir dichos planes con las comunidades. Actualmente en Guatemala estos planes ya se encuentran en el proceso de divulgación.
El rol de las comunidades en la adaptación climática
Para definir el nivel de vulnerabilidad de una comunidad se puede medir en tres dimensiones: exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación.
La exposición se refiere a las variables explicadas anteriormente, es decir, conocer a qué peligros climáticos estamos expuestos (olas de calor, sequía, inundaciones, deslizamientos, incendios forestales, entre otros).
La sensibilidad se evalúa sobre los sectores que afectan directamente a la comunidad evaluada y que pueden cambiar conforme el clima extremo aumenta.
En el caso de Guatemala “hacemos un análisis nacional de cómo tenemos la oferta hídrica y cómo el incremento de la población está presionando más este recurso. También estamos evaluando los aspectos de rendimiento de cultivos. Por ejemplo, hay una tendencia a que el cambio climático lo reduzca, ya que hay un déficit hídrico. Necesitamos adaptarnos con sistemas de riego, un mejor aprovechamiento del recurso hídrico o mejorar nuestras variedades”.
En cuanto a la capacidad de adaptación, se llevan a cabo las soluciones a los sectores sensibles al cambio, como la recuperación y restauración de bosques en áreas deforestadas, la cobertura de áreas protegidas o la educación ambiental.
“Hay distintas dimensionas que se evalúan en cada departamento, como qué tan educada está la población, especialmente las madres, porque esto va permitir que haya un mejor desarrollo dentro de las comunidades”.
Muchas veces pensamos que la educación ambiental se basa en mostrar evidencias sobre el cambio climático y la importancia de actuar en contra de ello, pero existen muchas otras formas de impulsar la acción climática que la tradicional o científica. A nivel de comunidades, como explica José, el concepto puede ser complejo, porque las prioridades están arraigadas a otros problemas socioeconómicos y locales. Sin embargo, “la gente se da cuenta”.
“Lo más importante es platicar con las comunidades y luego hablar de las posibles soluciones. Porque en algunos casos ya se habla, como el rendimiento del maíz, que en ciertos sectores disminuye su producción, por lo que hay que empezar a plantearse con las comunidades si realmente vale la pena seguir plantando en ese sector o si habrá que experimentar con otros métodos de trabajo”.
No hay que olvidar que las comunidades son el centro de cualquier plan de adaptación, pues ellas ya tienen establecido su sistema y medios de vida; y es más rentable construir a partir de estas bases junto con los tomadores de decisiones locales, los conocimientos ancestrales y prácticas mejoradas. También es importante asegurar el apoyo del Estado en estos planes de acción, así como de más organizaciones no gubernamentales y los mercados. “Si yo compro un producto que sé que viene de una buena práctica, también estoy contribuyendo a esta resiliencia”, comenta José.
Cómo hacer un plan de adaptación
1. Rainforest Alliance estructuró sus planes en niveles, comenzando con generar indicadores base para todo el país y luego por cada departamento.
2. Una vez se tiene la línea base, se puede buscar cómo cambiar dichas condiciones de vulnerabilidad, es decir, evaluar las tres dimensiones de vulnerabilidad mencionadas anteriormente (exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación).
“Qué tan expuesto estoy va ser muy difícil cambiarlo inmediatamente, estamos tratando de asumir que el cambio climático ahí está. Luego nos enfocamos en las otras dos, en elementos de estratégicos de desarrollo, como por ejemplo los cultivos, que son parte importante para la economía (de Guatemala), te enfocas en cuáles tipos de cultivos son sensibles al cambio climático y cómo hacerlos menos sensibles”.
Es importante destacar que durante este paso se debe pasar por muchos procesos de diálogo, trabajando con la comunidad y no por la comunidad. “Nosotros entregamos estos planes de la comunidad para que ellos digan que son de ellos y que los construyeron ellos mismos”.
3. Después de tener una línea base y una misión, se procede al plan de acción y ver cómo llegar a esos objetivos: repartir las tareas por cada sector, asignar responsabilidades y conseguir a los actores necesarios.
4. Finalmente, cuando el plan ya no necesita de la ayuda de la intervención de la organización y las tareas ya han sido asignadas a las comisiones e instituciones respectivas, se llega a los acuerdos oficiales.