El impacto ambiental de las compras en línea
- comments
- Publicado en DestacadasNos PreocupaNoticias
- 0
- Traducido por Mónica Gálvez - Fuente Earth - Foto Moment Makers Group/Gettyimages
Vivimos en una época en la que el consumismo está en su máximo esplendor. La digitalización de la vida moderna, así como las nuevas e innovadoras tecnologías, han transformado por completo la forma en que las personas compran.
En la última década, el número de compradores digitales ha aumentado a un ritmo sin precedentes, convirtiendo el comercio electrónico en una industria multimillonaria. Además, desde el estallido de la pandemia de COVID-19, los canales digitales, que ya estaban creciendo a un ritmo constante, se han convertido con diferencia en la alternativa de compra más popular para los consumidores de todo el mundo, lo que ha provocado un aumento extraordinario de las compras en línea.
En junio de 2020, el tráfico mundial de comercio electrónico minorista alcanzó un récord de 22 mil millones de visitas mensuales y la asombrosa cifra de 26,7 billones de dólares en ventas.
Se prevé que para finales de este año, Asia represente el 50% de las ventas minoristas en línea totales del mundo, la mayoría de las cuales se realizan en China, actualmente el país líder en ventas minoristas de comercio electrónico. El Black Friday y el Cyber Monday son solo algunos ejemplos de las iniciativas que impulsan a los consumidores a comprar cada vez más productos.
Más sobre consumismo: Black Friday y su precio ambiental
Durante estos “eventos” de compras, los minoristas que han monopolizado la economía global, como Amazon, Walmart y Alibaba, así como las empresas más pequeñas que intentan seguir el ritmo de esta tendencia para mantenerse a flote dentro del sector, orquestan deliberada y cuidadosamente las ventas presionando a las personas para que compren productos bajo el hechizo de los descuentos y el tiempo limitado.
Desventajas de la nueva practicidad en las compras
Los expertos describen esta caída como consecuencia de un cambio en el comportamiento de los consumidores, ya que han comenzado a comprar sus regalos de Navidad mucho antes en la temporada por temores sobre la cadena de suministro.
De hecho, en los últimos dos años, las principales compañías de envío han tenido dificultades para satisfacer la demanda y han tenido dificultades para entregar paquetes en todo el mundo. La cadena de suministro global está en un punto de quiebre y, a menos que los consumidores cambien su actitud de compra y sus expectativas cuando compran en línea, es probable que la crisis llegue a un punto de no retorno. Y por mucho que se culpe fácilmente a las grandes corporaciones por esta crisis, los consumidores son igualmente responsables.
Hay tres diferenciadores clave que los consumidores buscan cuando compran en línea: precio, velocidad y conveniencia. Amazon, el mercado en línea líder del mundo en términos de tráfico, ha encontrado la fórmula perfecta para satisfacer los tres, al entrenar a sus clientes en la creencia de que el envío gratuito y rápido es algo que deben tener, obligando así a los minoristas más pequeños a adoptar la misma estrategia para mantenerse a la par de sus competidores gigantes.
Si bien comprar en línea fue inicialmente una forma de encontrar las mejores ofertas, con la innovación y la tecnología, el comercio electrónico se ha convertido en una máquina rápida concebida para satisfacer cada vez más las demandas y expectativas de los consumidores. En septiembre de 2021, varios grupos industriales que representan a más de 65 millones de trabajadores del transporte escribieron una carta abierta a los jefes de estado en la Asamblea General de las Naciones Unidas, advirtiendo que, si esta tendencia continúa creciendo al mismo ritmo, los sistemas de transporte globales van a colapsar.
Impacto del exceso de embalaje y empaques
Con el auge de las compras online llegaron, como era de esperar, enormes problemas ambientales. Los efectos se pueden ver en todo el mundo. Sin embargo, hay un país donde las repercusiones de la industria en el medio ambiente son particularmente visibles: China.
El éxito del comercio electrónico en el país no tiene parangón en el mundo: los expertos predijeron que el 52.1% de las ventas minoristas del país provendrían de compras en línea en 2021. El éxito se atribuye principalmente a la rápida evolución de Internet en China y a la digitalización de los sistemas de pago. Los grupos ambientalistas advierten a los consumidores que esta extravagancia de compras tiene un costo dramático para el planeta.
Los envases de los productos contribuyen en gran medida a las emisiones de CO2 derivadas de la producción de plásticos, lo que contamina los ecosistemas y añade enormes cantidades de residuos a nuestros vertederos. Cada año se despulpan 3,000 millones de árboles para producir 241 millones de toneladas de cajas de envío, según el grupo de conservación forestal Canopy. Y de los 86 millones de toneladas de envases de plástico que se producen cada año en todo el mundo, ni siquiera el 14% se recicla.
En cuanto a China, las estadísticas de la Oficina Estatal de Correos muestran que, solo en 2020, el servicio de mensajería del país gestionó 83,000 millones de paquetes exprés, lo que supuso 1.8 millones de toneladas de residuos plásticos y casi 10 millones de toneladas de residuos de papel. Solo en Hong Kong, se generaron 780 millones de residuos de envases procedentes de compras online en 2020, según un estudio reciente del grupo local Green Sense.
El estudio también mostró que, en promedio, se utilizaron 2.18 envases por producto en el mismo año, en su mayoría compuestos por materiales mixtos, que son difíciles de reciclar. A medida que escasea el espacio para los vertederos, China lucha por mantenerse al día con la creciente montaña de residuos del comercio electrónico. Empresas como Alibaba están desarrollando envases más sostenibles, tratando de revertir la tendencia, mientras que el gobierno chino está tomando medidas para regular los estándares de embalaje.
Costo de envíos también pasa cuenta al planeta
Las emisiones del envío son otro impacto ambiental de las compras online que hay que tener en cuenta. El transporte de mercancías por todo el mundo es responsable de una gran parte de las emisiones de CO2 generadas por el comercio electrónico. En 2020, el envío y la devolución de productos representaron el 37% de las emisiones totales de GEI.
El principal problema se puede atribuir, una vez más, al apetito de los consumidores por la comodidad. Se estima que para 2030, el número de vehículos de reparto aumentará un 36%, alcanzando aproximadamente 7.2 millones de vehículos. Esto no solo se traducirá en un aumento de alrededor de 6 millones de toneladas de emisiones de CO2, sino que también aumentará los desplazamientos en un 21%, ya que los vehículos tardarán más en realizar el recorrido debido a una mayor congestión del tráfico.
El verdadero problema, sin embargo, radica en la rapidez de los envíos. A medida que las nuevas tecnologías mejoran el transporte de mercancías y lo hacen más rápido que nunca, cada vez más consumidores solicitan entregas en el mismo día e instantáneas, dos opciones que han estado creciendo un 36% y un 17% anualmente, respectivamente.
¿Cómo se responsabiliza la industria?: Grandes marcas de moda no tienen plan de descarbonización
Estas dos opciones, como informó el Foro Económico Mundial, son especialmente populares en China, representando más del 10% de la cantidad total de paquetes que se entregan cada día, que son en promedio casi 3 millones. Un estudio del MIT descubrió que las compras tradicionales tienen una huella de carbono dos veces mayor si se compara con las compras en línea.
Sin embargo, este discurso sólo es válido si no se tiene en cuenta la prisa por comprar online. De hecho, cuando los consumidores optan por una entrega rápida, las emisiones superan con creces las generadas por la compra en persona. Una de las principales razones es que las empresas de mensajería no pueden permitirse el lujo de esperar a que lleguen todos los productos antes de enviarlos. Cuando se trata de un plazo de entrega de uno o dos días, a menudo se ven obligadas a enviar camiones que están llenos a la mitad de su capacidad, lo que genera más tráfico y, por lo tanto, emisiones.
Pero el envío no es el único problema. A medida que cada vez más minoristas online, grandes y pequeños, ofrecen la opción de devolver los productos de forma sencilla y, a menudo, gratuita, las tasas de devolución, especialmente de artículos de moda, se han disparado, superando el 30% de todos los productos comprados. Un estudio sobre el comportamiento de los consumidores mostró que el 79% de los consumidores quieren el envío de devolución gratuito y el 92% de ellos es probable que vuelva a comprar si los artículos que compran son fáciles de devolver. Son estadísticas como estas las que incentivan a las empresas a ofrecer estas opciones, ya que al final les resultarán lucrativas.
No cabe duda de que la revolución del comercio electrónico ha traído consigo enormes ventajas. Sin embargo, no se deben ignorar las compras en línea y su impacto medioambiental. Hoy en día, la mayoría de los consumidores prefieren la comodidad a los principios. Y, aunque el intento de las empresas de volverse cada vez más sostenibles es un buen paso en la dirección correcta, estos cambios por sí solos no resolverán por completo el problema.
Los consumidores son los que tienen la última palabra, y es su comportamiento y sus decisiones las que finalmente determinan el impacto de esta industria. Por lo tanto, la única forma de revertir la peligrosa tendencia que ha tomado el comercio electrónico es que se produzca un cambio de mentalidad tanto por parte de los productores como de los consumidores.
Este texto apareció originalmente en Earth.org.