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El 1 de agosto la humanidad consumió los recursos naturales previstos para todo el 2018, un día antes en relación al año anterior, lo que significa que se consume el equivalente a 1.7 planetas en promedio, en lo que se conoce como el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra o Earth Overshoot Day.
Esto quiere decir que los más de 7,600 millones de habitantes de la Tierra han consumido ya las reservas de todo el año, según datos de la organización internacional Global Footprint Network, encargada de medir el gasto de los recursos naturales en el mundo.
Por ello, el balance total demuestra que la humanidad está en números rojos y tiene en su cuenta lo que se conoce como “deuda ecológica”, que se nota cada vez más con la pérdida de biodiversidad y de suelo fértil, y la presencia de fenómenos meteorológicos cada vez más potentes y frecuentes.
La organización señala que actualmente la huella ecológica de la humanidad, que contabiliza el consumo per cápita de alimentos, bosques, fibras como el algodón, captura de carbono y la ejecución de infraestructuras, es del 60%.
Pero el mayor porcentaje de la huella ecológica es la del carbono (el dióxido de carbono que la atmósfera debe absorber), producida sobre todo por la quema de combustibles fósiles.
Con estos datos, el también llamado Día de Sobregiro de la Tierra se ha adelantado desde finales de septiembre de 1997 al 1 de agosto en 2018, la fecha más temprana desde que se empezó a realizar este tipo de mediciones en los años 70, según la organización.
Esto significa que la humanidad consume los recursos naturales de 1.7 planetas en promedio, es decir mucho antes de la capacidad de la tierra para recuperar los sistemas.
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Sin embargo, países como España superan esa cifra y llegan a los 2.3 planetas, señaló el Secretario General de WWF España, Juan Carlos del Olmo, en entrevista con EFE.
Desde que se iniciaron estas valoraciones “estamos consumiendo los recursos cada vez más rápido”, sometiendo a los mismos a “un estrés enorme”, explicó.
Debido a este excesivo consumo “los ecosistemas y las especies están desapareciendo a una velocidad de vértigo”, así desde 1997, “la humanidad ha reducido entre un 60% y un 70% las poblaciones de animales vertebrados del planeta”, según Del Olmo.
Añadió que se está sometiendo a la pesca, recursos como los bosques y el agua en ríos y zonas húmedas a una “degradación enorme”.
“Estamos sobrepescando la mayoría de pesquerías en el mundo”, aseveró, y sostuvo que en ese tema “son los Gobiernos los que deben actuar directamente”.
Precisamente, señaló Del Olmo, se autorizó la pesca de la sardina ibérica durante un mes en España y Portugal, cuando “se sabe perfectamente que hay una sobrepesca en el Cantábrico y el Atlántico y que la especie va en picada y sobre explotada”.
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Otro ejemplo “muy evidente”, dijo, es la explotación del agua en España, donde se utiliza entre un 80% y 90% del recurso para la agricultura extensiva y de regadío, a pesar de la sequía y de la sobreexplotación de ríos y acuíferos.
Por ello, “es necesario cambiar la filosofía de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea y dejar de subsidiar con fondos públicos las actividades que van en dirección contraria para llegar a un modelo distinto de desarrollo”.
Además, “también se nota la huella en la acumulación de CO2 en la atmósfera, por la cantidad de combustibles fósiles que quemamos por habitante, y la huella es enorme”, explicó.
“La degradación, el déficit y la deuda ecológica están muy avanzadas”, según el secretario general de WWF España, quien señala que a pesar de que se están adoptando algunas medidas para paliar estos efectos, las mismas “son tímidas y lentas”.
Algunas de esas medidas como las relacionadas con el cambio climático son “claramente identificables y reducirían la huella ecológica si acelerásemos el paso a las energías limpias”, pero es un proceso que “está siendo muy lento y complejo”, sostuvo Del Olmo.
“Se pueden hacer muchas cosas”, aseveró Del Olmo, y añadió, pero “van más allá de la transición energética”.
La directora de Desarrollo Sostenible de la multinacional Suez, Dulcinea Mejide, señaló a EfeVerde que “estamos gastando recursos que no nos pertenecen” porque son los de las futuras generaciones.
Aseguró que los efectos de este consumo son “visibles actualmente, con sequías en las zonas verdes del norte de España o de Europa” donde este año las lluvias han sido escasas y las temperaturas han alcanzado valores más altos de lo normal.
Además, sostuvo que es necesario la adaptación de las legislaciones para el fomento de la economía circular, es decir, “la reutilización de todos los recursos, como el agua, porque son finitos”.
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Cree que se necesita mayor “diligencia por parte de las autoridades, de la sociedad, de las oenegés, y organismos” para lograr el cambio energético y menores emisiones y así “ser capaces de revertir la situación actual del planeta”.
Por ello, vio “inadmisible la postura de Estados Unidos de no apoyar el Acuerdo de París”, y añadió que no sabe “qué debe pasar para que toda la sociedad actúe para luchar contra la pérdida de biodiversidad”.
Los dos expertos coinciden en la necesidad de fomentar la concienciación en los consumidores y un cambio de hábitos en la alimentación, el transporte y tender hacia las energías más limpias para reducir la utilización de los recursos fósiles.
Es necesario fomentar “la cultura de la austeridad para poder encontrar un equilibrio” en la naturaleza, concluyó Del Olmo.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes encontrar el original aquí. |
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