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Las ventosidades que expelen las vacas y otros animales de granja (principalmente los eructos) contienen una gran cantidad de gases que, como el metano, tienen un importante efecto invernadero; es decir, contribuyen al cambio climático.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por ejemplo, indica que “el sector ganadero contribuye con un 14.5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por actividades humanas”. Aunque lo cierto es que en esta cifra se suman las ventosidades de los animales y otras fuentes agropecuarias, como los residuos mal gestionados o los piensos compuestos.
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Diversos equipos internacionales trabajan desde hace años en propuestas para reducir las emisiones del sector ganadero y, entre otras alternativas, se han diseñado cambios en la dieta de los animales de granja para favorecer una digestión menos contaminante.
Una de las iniciativas privadas que, en este sentido, ha desarrollado y puesto en el mercado una solución relativamente eficaz es la compañía suiza Agolin.
El metano de las ventosidades tiene un efecto invernadero elevado y una sola vaca produce el equivalente a unas tres toneladas de dióxido de carbono por año, indican los datos de esta empresa con sede en Bière, cerca de Lausana (Suiza).
Agolin ha desarrollado el producto Agolin Ruminant, un aditivo para piensos compuestos basados en plantas que según sus promotores reduce las emisiones de metano de los bovinos hasta un 30% (un 10% certificado, según algunos estudios) y también mejora la eficacia de la alimentación.
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El producto ha sido certificado por Carbon Trust, un servicio de verificación de la sostenibilidad basada en el Reino Unido y ha recibido un premio de la Alianza Mundial para soluciones eficientes, establecido por la Fundación Impulso Solar.
El cofundador y director general de Agolin, Kurt Schaller, explicó a Reuters que en la actualidad están vendiendo su producto “para alimentar a aproximadamente 1 millón de vacas; del total de entre 25 y 28 millones de vacas criadas actualmente en la Unión Europea”. Estas cifras “representan una reducción del equivalente de 300,000 toneladas de CO2 al año”, según indicó Kurt Schaller.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes encontrar el original aquí.
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