Suscríbete
El huracán Michael tocó tierra en las inmediaciones de Mexico Beach, una localidad turística en el Noroeste de Florida. Lo hizo con una violencia desconocida en esa zona de EE. UU.: con vientos de categoría 4, dejando una víctima al caerle un árbol en una vivienda del condado de Gadsen.
Michael es el huracán más potente desde que se tienen registros en desembarcar en el llamado Panhandle de Florida, la estrecha franja que va de Pensacola a Tallahassee, la capital del estado, encerrada entre los estados de Alabama, Georgia y el Golfo de México.
Conoce más: Huracán Michael deja 13 muertos en Centroamérica
“Nunca hemos visto nada como esto”, aseguró el gobernador del estado, Rick Scott, poco antes de que Michael tocara tierra. “La gente no puede imaginarse el impacto de la subida de agua”, añadió sobre el nivel de mar, que se espera que crezca entre 2.5 y 4 metros.
Sin embargo, redujo su potencia a categoría 2 en su rumbo al estado vecino de Georgia tras causar destrozos en la península de Florida, según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Los vientos de Michael estaban alrededor de los 240 kilómetros por hora antes de tocar tierra, una fuerza devastadora que no se ha registrado en ningún huracán que ha tocado territorio continental de EE. UU. desde 2004, con Charley. Huracanes poderosos y devastadores como Katrina, Irma o Harvey tuvieron vientos de menor intensidad al desembarcar en la costa.
La mayor preocupación de las autoridades era la cantidad de personas a las que Michael impactaría en su senda, que se prevé tome rumbo nordeste, hacia el estado de Georgia. La sensación que ofrecían, tanto desde Florida como desde Washington, es que el huracán les había sorprendido sin una evacuación suficiente.
“Esto ha pasado rápido”, dijo Scott sobre la formación del huracán. “No ha sido como Irma”, añadió sobre el huracán que afectó el año pasado a la costa Este del estado y del que las autoridades advirtieron durante días.
Te sugerimos: ¿Cuál es la diferencia entre huracanes, tifones y ciclones?
El director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Brock Long, reconocía que “la ventana de la evacuación se ha cerrado”. En una conversación con el presidente de EE. UU., en el Despacho Oval, Long reconoció su descontento “con el nivel de evacuación que estamos viendo” y que “por desgracia, los servicios de emergencias no van a ser capaces de acudir y rescatar a quienes llamen al teléfono de emergencia en este punto”.
Trump reconoció que en esta zona de Florida “hay zonas muy pobres” y que “no es fácil para muchas de estas personas salir” de donde viven.
Desde las zonas afectadas, se confirmaban esos temores. Bobby Varnes, el jefe de policía de Apalachicola, una localidad muy cercana al lugar donde Michael tocó costa, aseguró que no había visto vientos tan violentos en los 39 años que lleva viviendo en la zona y que calculaba que el 60% de los residentes se habían quedado en casa a pasar la tormenta. “No hay ambulancias, ni servicios médicos, la gente que se ha quedado va a depender de sí misma”, advirtió.
Te podría interesar: La temporada de huracanes 2018 podría ser aún peor que la de 2017
Las órdenes de evacuación afectaban a condados donde viven 375,000 personas, pero las autoridades no sabían cuántas habían seguido las instrucciones. Cerca de 4,000 personas habían encontrado refugio en albergues habilitados para soportar el huracán. Hay unos 50,000 clientes sin luz, pero se espera que, una vez que Michael avance en tierra y suba hacia Georgia, los afectados sin electricidad lleguen al millón.
La principal preocupación, sin embargo, era la subida de agua y la violencia del viento. Según Long, las construcciones anteriores a 2001 no aguantarían vientos superiores como los que acarreaba Michael.
Este texto apareció originalmente en ABC, puedes encontrar el original aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana