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Grupos ecologistas dijeron que gravar la extracción de combustibles fósiles podría ayudar a pagar los crecientes costos de los daños causados por el clima extremo y también podría funcionar como un incentivo para que se deje de usar energía proveniente del carbono.
Un “impuesto a los daños climáticos” aplicado a las compañías de petróleo, gas y carbón podría recaudar $300 mil millones al año para 2030 para rescatar a las comunidades que son las más afectadas por el calentamiento global, según una propuesta apoyada por la WWF, Practical Action, entre otras.
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El gasto en medidas de justicia social se considera crucial para evitar el tipo de protestas que ha visto Francia en las últimas semanas por el aumento de los costos de vida, provocado en parte por el aumento de los impuestos sobre el combustible.
“La injusticia del cambio climático es que los impactos los reciben quienes tienen la menor responsabilidad por sus causa”, dijo Ralph Regenvanu, ministro de asuntos exteriores de Vanuatu.
Su nación isleña del Pacífico perdió el 64% de su PIB, alrededor de $450 millones, durante el ciclón Pam en 2015, y ha luchado por recuperarse financieramente.
“No podemos mantener el nivel de gasto público que necesitamos para seguir recuperándonos”, dijo.
A medida que el ritmo de los desastres avanza, “ahora estamos en una situación permanente de emergencia” y se necesitan nuevas fuentes de financiamiento para ayudar a cubrir los costos, dijo.
Saleemul Huq, director del Centro Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo, con sede en Bangladesh, dijo que con dinero en efectivo para ayudar a los países más pobres, las compañías de combustibles fósiles que se benefician de impulsar el cambio climático son una fuente obvia de dinero adicional.
A partir de 2021, el impuesto propuesto recaudaría $5 por cada tonelada de emisiones que atrapan el calor que se espera sean generadas por los depósitos de petróleo, carbón y gas que se extraen del suelo.
Según el informe, el dinero fluiría a través de los sistemas nacionales existentes para el pago de regalías donde operan las compañías de combustibles fósiles, y una parte sería para un organismo establecido bajo el Fondo Climático Verde para ayudar a pagar las pérdidas en todo el mundo.
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Parte de la recaudación se mantendría en las naciones con industrias de combustibles fósiles, para ayudar a sus trabajadores a encontrar nuevos empleos y pagar por una infraestructura más limpia para las comunidades de bajos ingresos.
Los estados productores de combustibles fósiles más pobres, como Indonesia y Nigeria, mantendrían todos los fondos recaudados, mientras que las naciones de ingresos medios como China y Colombia retendrán una mayor proporción de ingresos que los países más ricos, que mantendrían aproximadamente la mitad.
El impuesto aumentaría en $5 por año hasta 2030, saltando a un aumento anual de $10 después de eso hasta 2050; cuando los combustibles fósiles deben eliminarse en gran medida de los sistemas energéticos mundiales para cumplir con los compromisos del gobierno asumidos en virtud del Acuerdo de París.
“El mundo debe desechar los combustibles fósiles si queremos proteger el planeta, y debemos hacerlo rápidamente”, dijo Manuel Pulgar-Vidal, jefe de clima y energía de la WWF y ex ministro de medio ambiente de Perú, en un comunicado que respalda el impuesto.
Julie-Anne Richards, una de las autoras del informe, dijo que el impuesto era “una forma práctica de abordar la injusticia en el corazón del cambio climático”.
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Hay precedentes de tales impuestos sobre el tabaco, los derrames de petróleo y la industria nuclear, señaló.
A medida que aumentan las pérdidas por el clima extremo, un impuesto a los combustibles fósiles podría volverse más aceptable políticamente, particularmente cuando las compañías enfrentan una creciente ola de demandas judiciales sobre su responsabilidad en causar el cambio climático.
Y es que los daños por tormentas en los Estados Unidos y el Caribe solo el año pasado ascendieron a más de $220 mil millones, lo que representa casi dos tercios de las pérdidas mundiales causadas por desastres naturales en 2017, indicó las Naciones Unidas recientemente.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original aquí.
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