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Aquí hay algo más de qué preocuparse: lluvia de plástico.
Entregados como polvo por el viento y la lluvia, los investigadores en un nuevo estudio estiman que más de 1,000 toneladas de pequeñas micropartículas de plástico, aproximadamente el equivalente a 120-300 millones de botellas de agua de plástico, caen sobre parques nacionales y áreas silvestres protegidas en el oeste de los Estados Unidos cada año.
Los hallazgos fueron publicados el jueves en la revista Science, revisada por pares, en el artículo “Lluvia plástica en áreas protegidas de los Estados Unidos”.
La investigadora principal Janice Brahney, de la Universidad Estatal de Utah, estaba “conmocionada” por la cantidad de microplásticos que su equipo descubrió, dijo en un comunicado.
“Los plásticos no se descomponen”, le dijo al Denver Post. “Simplemente se descomponen en fibras cada vez más pequeñas, y eso les permite ser transportados a través de la atmósfera, siendo transportados repetidamente a través de la atmósfera”.
En general, el mundo produjo 348 millones de toneladas métricas de plástico en 2017 y la producción mundial no muestra signos de desaceleración. En los Estados Unidos, la producción per cápita de residuos plásticos es de 340 gramos por día.
La alta resistencia y la longevidad hacen que los plásticos sean particularmente útiles en la vida cotidiana, pero estas mismas propiedades conducen a una fragmentación progresiva en lugar de degradación en el medio ambiente. Se sabe que estos “microplásticos” se acumulan en aguas residuales, ríos y, en última instancia, en los océanos del mundo, y como lo demostró el equipo de Brahney, también se acumulan en la atmósfera.
La contaminación, obviamente, no se limita a las áreas protegidas: aunque su equipo solo examinó los plásticos en los Parques Nacionales en el oeste de los EE.UU., tendría sentido que la contaminación plástica esté cayendo en todas partes y probablemente a tasas más altas en las áreas urbanas.
“Nuestro estudio fue un poco accidental ya que teníamos la intención de estudiar la deposición de fósforo en lugares remotos. De lo contrario, ¡habríamos creado sitios en ciudades! Si tomáramos nuestra tasa de deposición media y la extrapolaramos para todo el país, sería de 22,000 toneladas. Definitivamente necesitamos más investigación de estos números”, dijo Brahney.
Los resultados muestran que el transporte atmosférico es una parte importante de cómo se distribuye la contaminación microplástica a nivel mundial, incluso a lugares remotos. Los hallazgos del estudio también subrayan la importancia de reducir la contaminación de dichos materiales, que son lo suficientemente pequeños como para acumularse en el tejido pulmonar.
Brahney cree que su investigación es solo el comienzo de comprender cómo los microplásticos se mueven a través de los ecosistemas, según The Guardian.
“Aprender acerca de los plásticos y cómo no se descomponen es algo que debimos haber visto venir, simplemente se están fragmentando en estos diminutos tamaños que ciertamente podrían ser transportados por el viento”, dijo.
Este texto apareció originalmente en SWtimes, puedes ver el original en inglés aquí.
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