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Durante décadas, los científicos y los activistas ambientales han intentado de llamar la atención del mundo sobre los numerosos daños causados por la rápida destrucción de los bosques tropicales.
Uno de estos daños es el surgimiento de nuevas enfermedades que se transmiten entre animales salvajes y humanos, ya sea por contacto directo o por contacto con ganado que es consumido por humanos. El virus SARS-CoV-2, que hasta ahora ha infectado a más de 15 millones de personas en todo el mundo, parece haberse transmitido de murciélagos a humanos en China.
“Gran parte de esto se remonta a nuestra indiferencia por lo que está ocurriendo en los límites de los bosques tropicales”, dice Les Kaufman, profesor de biología en la Universidad de Boston y coautor de un informe de políticas en Science.
Recientemente, Kaufman reunió a un equipo de investigadores para comprender mejor los costos económicos de reducir la transmisión de virus como el novedoso coronavirus. Al observar los estudios existentes, se dieron cuenta de algo sorprendente.
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Descubrieron que reducir significativamente la transmisión de nuevas enfermedades de los bosques tropicales costaría, a nivel mundial, entre $22.2 y $30.7 mil millones cada año. En contraste, encontraron que la pandemia de COVID-19 probablemente terminará costando entre $8.1 y $15.8 billones a nivel mundial, aproximadamente 500 veces más costoso de lo que se necesitaría para invertir en las medidas preventivas propuestas.
Para estimar el costo financiero total de COVID-19, los investigadores incluyeron tanto el producto interno bruto perdido como el costo económico y laboral de cientos de miles de muertes en todo el mundo.
Los investigadores dicen que la transmisión de enfermedades de animales salvajes a humanos ocurre con frecuencia cerca de los bordes de los bosques tropicales, en donde las incursiones humanas aumentan la probabilidad de contacto con animales. Estas incursiones se concretan en la tala, la ganadería y otros negocios ganaderos, y el comercio de animales exóticos, entre otros.
Los bosques tropicales a menudo se talan en un patrón de mosaico o tablero de ajedrez, lo que aumenta la cantidad de tierra que se encuentra en los bordes del bosque y, por lo tanto, aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades entre especies que normalmente vivirían en diferentes ecosistemas.
Para reducir la transmisión de enfermedades, Kaufman y sus colaboradores proponen expandir los programas de monitoreo del comercio de vida silvestre, invertir en esfuerzos para terminar con el comercio de carne silvestre en China, invertir en políticas para reducir la deforestación en un 40% y combatir la transmisión de enfermedades de los animales salvajes al ganado.
Solo en China, la cría de vida silvestre (un esfuerzo supervisado por el gobierno para cazar animales salvajes de manera sostenible sin cazarlos en exceso) es una industria de aproximadamente $20 mil millones, que emplea a 15 millones de personas, dicen Kaufman y sus colegas. En muchas comunidades de China, la compra de vida silvestre y carne de animales silvestres (carne de especies silvestres) es un símbolo de estatus.
Los investigadores también proponen aumentar los fondos para la creación de una biblioteca de código abierto de las firmas genéticas únicas de virus conocidos, lo que podría ayudar a identificar rápidamente la fuente de enfermedades emergentes antes de que se propaguen.
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Cada año, se estima que dos nuevos virus se transfieren de animales a humanos, dicen los investigadores. Históricamente, estos han incluido el VIH, MERS, SARS-CoV-1, H1N1 y, más recientemente, el virus SARS-CoV-2 que causa COVID-19. Kaufman y sus colegas esperan que su informe estimule a los gobiernos de todo el mundo, incluido el de Estados Unidos, a ayudar a financiar estas medidas preventivas.
Hay algunas señales de esperanza, dicen, incluido el anuncio en febrero del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de que el consumo de vida silvestre como alimento o comercio relacionado estaría prohibido en China.
“La pandemia ofrece un incentivo para hacer algo que aborde las preocupaciones que son inmediatas y amenazadoras para los individuos, y eso es lo que mueve a las personas”, dice Kaufman.
“Hay muchas personas que podrían oponerse a que Estados Unidos proporcione dinero, pero es lo mejor para nosotros. Nada parece más prudente que darnos tiempo para hacer frente a esta pandemia antes de que llegue la próxima”.
Este texto apareció originalmente en weforum, puedes ver el original en inglés aquí.
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