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Los científicos afirman que el total deshielo del Thwaites, que ha perdido un billón de toneladas de hielo en 20 años, podría aumentar entre 50 centímetros y un metro el nivel del mar global y causar graves desastres.
Tiene el tamaño del Reino Unido, su extremo es de unos 120 kilómetros de ancho y su lecho está mil metros por debajo del nivel del mar. Es el glaciar Thwaites, que debe su nombre a un glaciólogo norteamericano pero que se ha ganado el sobrenombre de “glaciar del Juicio Final”, debido a un acelerado deshielo que ha puesto en alerta a científicos de todo el mundo.
Explican los investigadores que solo entre este glaciar y su vecino, el Pine Island, ya representan el 3% de la capa de hielo de todo nuestro planeta Tierra y reciben el 7% de las nevadas que hay en la Antártida. Sin embargo, Thwaites pierde cada año 50,000 millones de toneladas de hielo más de la nieve que le cae encima. Y el que lleva la delantera es el Thwaites: en 20 años han desaparecido, convertidas en agua, un billón de toneladas de hielo.
Ambos glaciares se encuentran en la Antártida Occidental, en el Mar de Amundsen, bautizado en honor del famoso descubridor del Polo Sur, y se están derritiendo a un ritmo que preocupa a los investigadores que llevan años estudiando su evolución.
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En declaraciones recientes, el geólogo Nick Holschuh, del Amherst College y miembro de este grupo, reconocía que si se observara el continente desde arriba, vería que “la mancha roja más brillante está en el borde de la capa de hielo de la Antártida Occidental, que es donde Thwaites y Pine Island están disminuyendo como locos”.
Se estima que ya el 4% del aumento del nivel del mar global se debe, fundamentalmente, a este glaciar antártico, hasta un 10% si sumamos los que tiene cerca. Hace 30 años apenas era un 1%. Si desapareciera totalmente, el aumento global de los mares podría ser de entre medio metro y un metro. Se inundarían muchas costas y provocaría que fenómenos como los ciclones y huracanes llegarán cada vez más tierra adentro. Eso, a su vez, causaría cada vez más destrucción como la que hemos visto este mes en Centroamérica.
Como aún hay muchas preguntas sin respuesta en torno al Thwaites, se creó hace unos años un consorcio de investigación angloamericano denominado Colaboración internacional sobre el glaciar Thwaites, del que forman parte más de 60 científicos que están proporcionando ya muchos datos.
Apuntan los investigadores en sus trabajos que la razón de este derretimiento hay que buscarla en el mismo mar que transforma. El calentamiento global está templando las temperaturas del agua y han obrado canales que penetran por debajo del glaciar, causando auténticos estragos en su hielo interior.
En un artículo científico publicado en septiembre pasado, Tom Jordan, aerogeofísico de British Antarctic Survey (BAS), señala que el sistema de cavidades escondido debajo de la plataforma de hielo es más profundo de lo esperado. Algunos tienen más de 800 metros de profundidad.
Y hay un problema añadido. Justo detrás de este glaciar hay una masa de hielo mucho más grande de la que, de momento, el Thwaites es su escudo. Si éste desapareciera, ese otro hielo también llegaría al océano, aumentando aún más su nivel. “Saber cuánto va a aumentar el nivel del mar mundial. Esa es la gran pregunta”, reconoce Robert Larten, también del British Antarctic Survey, que como Hogan, fue uno de los participantes en la última gran expedición antártica al glaciar, a finales del pasado año, con un centenar de científicos.
En esa última gran aventura científica al Thwaites, la ruptura excepcional del hielo marino a principios de 2019 permitió al equipo que iba a bordo del rompehielos americano RV Nathaniel B Palmer inspeccionar durante tres meses más de 2.000 kilómetros cuadrados del fondo marino, justo en el frente de hielo del glaciar. Era un área que había estado previamente oculta bajo la plataforma de hielo flotante que se extendía desde el glaciar Thwaites. Esa plataforma se rompió en 2002 y en la mayoría de los años posteriores el área fue inaccesible debido a la gruesa capa de hielo marino que generó.
For the first time, scientists have mapped deep seabed channels under the remote #ThwaitesGlacier in West #Antarctica, which may be the pathway for warm ocean water to melt the underside of the ice: https://t.co/JAZodpNdSD@GlacierThwaites @NERCscience @NSF @UKRI_News pic.twitter.com/Uf2eMUNtK8
— Antarctic Survey (@BAS_News) September 9, 2020
El temor es qué pasará cuando el hielo expuesto esté por debajo del agua. Entonces, aventuran, no habrá forma de detener el derretimiento: “El agua fluirá hacia adentro, el hielo se adelgazará rápidamente, y luego todo lo que ha estado estable y sentado en un continente durante miles de años desaparecerá”, se teme la investigadora Britney Schmidt, de la Universidad Tecnológica de Georgia (EE.UU.).
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De momento, aún no se sabe qué parte del glaciar se derretirá antes o cuándo, así que otros colegas, como Atsuhiro Muto, de la Universidad de Temple, dicen que “el Thwaites tiene el potencial de ser el glaciar del Juicio Final, pero también tiene el potencial de no ser tan malo”.
Para averiguarlo, no les queda otra que seguir su evolución de cerca. Ahora continúan analizando los miles de datos recogidos en la expedición de la campaña pasada, que irán publicando en nuevos trabajos, y a la vez analizando la información que les llega gracias a la estación meteorológica instalada encima, que se ha llamado Adelie (como los pingüinos) y por una antena bautizada skua, como las aves antárticas. Desde allí se recogen datos de meteorología como el viento y la temperatura y también de la salinidad y la temperatura del océano. Todo un control de lo que ocurre por arriba y por abajo.
Este texto apareció originalmente en El País, puedes ver el original aquí.
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