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Cinco años después de que los líderes mundiales acordaron en París un plan histórico para limitar el calentamiento global y emprender un camino hacia un futuro con cero emisiones, estas siguen aumentando.
Lograr que 195 países aprobaran un plan común para abordar el cambio climático no fue tarea fácil en 2015. El acuerdo final fue un gran paso para limitar el calentamiento global a menos de 2°C.
“Fue un momento verdaderamente transformador y alegre. La gente literalmente lloraba de alegría en los pasillos, gente de todo el mundo abrazándose”, dice Rachel Cleetus, directora de políticas para el clima y energía de la Union of Concerned Scientists, con sede en EE.UU., quien estaba entonces en París. “Todos reconocieron que los países pueden en verdad superar sus estrechos intereses personales y trabajar por el bien común mundial”, afirma.
Cinco años después, las esperanzas estaban depositadas en la conferencia climática de 2020 en Glasgow, con el fin de impulsar los objetivos del Acuerdo de París y ayudar a los países a adoptar estrategias de cero emisiones netas. Según Antonio Guterres, el secretario general de la ONU, el 2020 iba a ser “un año fundamental por la manera de abordar el cambio climático”.
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Pero la pandemia mundial de COVID-19 destrozó todos los planes. La cumbre en Glasgow fue cancelada y reemplazada por un evento virtual. Las prioridades también cambiaron, ya que los países luchan por volver a estabilizar sus economías. Y, entre tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando, incluso a pesar de una ligera caída durante la desaceleración por el coronavirus a principios de este año.
“En 2015 había muchas esperanzas de que este fuera un verdadero punto de inflexión, pero ciertamente no hemos logrado reducir drásticamente la curva de emisiones globales”, lamenta Cleetus. “Y, mientras tanto, estamos viendo cómo los impactos climáticos tienen lugar a nuestro alrededor de manera aterradora”, asegura.
Según el Índice del Cambio Climático más reciente, que evalúa la labor de protección climática de los 57 países responsables del 90% de las emisiones de CO2 del mundo, junto con la UE, no hay ningún país que esté haciendo lo suficiente para mantener bajo control el peligroso calentamiento global. Y de acuerdo al Informe sobre la Brecha de Emisiones, publicado esta semana por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el mundo está en camino de ver que las temperaturas promedio globales aumentarán por encima de los 3°C para 2100.
“Estamos en un punto en el que el cambio climático es ahora definitivamente una prioridad de primer nivel en la agenda global”, asegura Cleetus. “Ahora se ve como una amenaza económica, además de ser una amenaza para el planeta y los ecosistemas”, matiza.
Más de 110 países se han comprometido a realizar una transición hacia una economía de cero emisiones para mediados de este siglo, incluidos los principales emisores, como la Unión Europea, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido. China, el principal contaminador del mundo, se ha comprometido a alcanzar dicho objetivo en 2060, mientras que Estados Unidos, bajo la futura administración de Biden, volverá a formar parte del Pacto de París y planea su economía de cero emisiones para 2050.
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Pero tanto Cleetus como Damon Jones, del instituto Climate Analytics de Colonia, enfatizaron que la comunidad internacional aún tiene un largo camino por recorrer para luchar contra los devastadores efectos del cambio climático.
“La realidad es que estos impactos (negativos) están empeorando día a día, y Estados Unidos y otros países ricos se han negado a reconocer la pérdida y el daño que están infligiendo al resto del mundo”, critica Cleetus. “Esta sigue siendo una de las mayores injusticias en las negociaciones globales que aún no se ha abordado adecuadamente”, resume.
A finales de 2019, antes de la conferencia climática de la ONU en Madrid, más de 150 organizaciones no gubernamentales firmaron una carta abierta pidiendo más apoyo para los sobrevivientes de desastres climáticos.
Los países y las comunidades, que tienen problemas con la adaptación climática, han visto cómo grupos de defensa internacionales, como Extinction Rebellion y Fridays for Future (FFF), los apoyan. Dichos movimientos, liderados por una generación de jóvenes políticamente comprometidos y que serán los más afectados por el cambio climático, se han convertido en los mensajeros de los objetivos de París.
“El Acuerdo de París fue en realidad una de las primeras veces que vimos que el movimiento climático global realmente muestra su poder”, dice Cleetus.
Este texto apareció originalmente en DW, puedes ver el original aquí.
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