Suscríbete
La amplia y rápida propagación de la COVID-19 introdujo innumerables desafíos nuevos, pero también reveló desigualdades de larga data en la salud mundial. Y aunque la pandemia puede ser el ejemplo más publicitado, no es en absoluto el único caso en el que quienes son de por sí vulnerables también cargan con la peor parte del impacto.
Recientemente, la mordedura de serpiente volvió a declararse como una enfermedad tropical desatendida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) , cada año se producen alrededor de 5.4 millones de mordeduras de serpientes, aunque la mayoría de sus consecuencias dañinas podrían prevenirse si se ampliara la disponibilidad y accesibilidad de los antídotos seguros y eficaces.
Sin embargo, las mordeduras de serpientes provocan de 1.8 a 2.7 millones de casos de intoxicación. De éstos, la mayoría afecta a mujeres, niños y agricultores de comunidades rurales pobres en países de ingresos bajos y medios en África, Asia y América Latina, donde los sistemas de salud son más débiles y los recursos médicos escasos. En última instancia, mueren entre 81,000 y 137,000 personas, y cada año hay alrededor del triple de amputaciones y otras discapacidades permanentes.
“Este es un gran ejemplo de cómo una mejor cooperación internacional e intersectorial con un enfoque de Una Salud podría marcar una gran diferencia”, dice Julian Blanc, experto en vida silvestre del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).“Una Salud” se basa en el hecho de que la salud humana y la salud animal son interdependientes y están vinculadas a la salud de los ecosistemas en los que coexisten.
Los expertos del PNUMA afirman que una mayor cooperación entre ecólogos, zoólogos y funcionarios de salud pública, por ejemplo, puede ayudar a abordar los problemas de salud y su impacto social y económico.
Al reunir la salud humana, animal y ambiental, Una Salud es un enfoque transversal que lleva a cabo programas, políticas, legislación e investigación en los que diferentes sectores trabajan juntos para lograr mejores resultados de salud pública.
Debido a que aproximadamente dos tercios de las enfermedades infecciosas humanas conocidas se comparten con los animales, y la mayoría de las enfermedades emergentes están asociadas con la vida silvestre, Una Salud se ha centrado en el nexo entre la salud humana y animal, incluidas las zoonosis y la resistencia a los antimicrobianos, que es cuando la exposición a los antibióticos cambia las bacterias, lo que dificulta su tratamiento.
Sin embargo, dice Blanc, los tres componentes de Una Salud (salud humana, animal y ambiental) no pueden separarse y los tres necesitan atención urgente. “Muchas zoonosis que se han convertido en pandemias se han relacionado con factores ambientales como la deforestación y se ven agravadas por el cambio climático. No lograremos asegurar la salud humana mientras sigamos ignorando la salud ambiental”.
La salud pública ha revelado desigualdades globales, las cuales no pueden abordarse sin una salud pública más eficaz.
“Los enfoques de Una Salud pueden ayudar a abordar las inequidades ambientales y de salud de manera integral, promoviendo el acceso equitativo a los servicios y productos de salud y fomentando una gestión sólida de los recursos naturales y los ecosistemas”, explica Laetitia Sieffert, experta en salud del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Puedes leer: Cambio climático empeorará la inequidad y salud de los más vulnerables
Bajo el lema “Construir un mundo más justo y saludable”, el Día Mundial de la Salud destaca el derecho a la salud y la necesidad de abordar las desigualdades en materia de salud.
Como una extensión de su trabajo sobre Una Salud, el PNUMA está colaborando con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la Organización Mundial para la Salud Animal y la OMS en la búsqueda de personas que participen en el Panel de expertos de alto nivel sobre Una Salud.
El panel recopilará, distribuirá y publicará información científica confiable sobre los vínculos entre la salud humana, animal y ambiental para ayudar a los funcionarios públicos a tomar decisiones adecuadas para abordar crisis futuras. En parte, la iniciativa del panel es una respuesta a la crisis de salud de COVID-19 que ha puesto de relieve los estrechos vínculos entre la salud humana, animal y ambiental, en un contexto de mayor contacto entre humanos, ganado y vida silvestre y degradación de los ecosistemas.
Este texto apareció originalmente en UNEP, puedes ver el original aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana