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Una activista cuyos esfuerzos por proteger tierras sagradas para su grupo indígena resultaron en la creación del Parque Nacional Yaguas en Perú, ha sido galardonada con un prestigioso premio ambiental.
Liz Chicaje Churay es una de las seis activistas de todo el mundo en ganar el Premio Goldman anual, que reconoce el activismo de base.
El parque protege más de dos millones de acres de selva amazónica. Es rico en vida silvestre única y se considera clave para los esfuerzos de conservación. Liz, de 38 años fue nominada al premio junto a Benjamín Rodríguez, líder del grupo indígena Huitoto, quien falleció el año pasado por complicaciones tras contraer el coronavirus.
Liz Chicaje es miembro de la comunidad indígena Bora que vive en las afueras de lo que ahora es el Parque Nacional Yaguas, en la región nororiental de Loreto de Perú, cerca de la frontera con Colombia.
El parque en sí está deshabitado, pero sus 2.1 millones de acres (868,000 hectáreas), aproximadamente el tamaño del Parque Nacional Yellowstone en los Estados Unidos, albergan unas 3,000 especies de plantas, más de 500 especies de aves y 550 especies de peces.
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Fue designado como parque nacional por el gobierno peruano en enero de 2018, luego de una larga campaña liderada por la Sra. Chicaje junto con miembros de otros grupos indígenas de la zona.
Chicaje dice que no fue una coincidencia que fuera una coalición de grupos indígenas que lucharon por la creación del parque.
“Vivimos en la selva, la conocemos mejor que nadie, la atravesamos, por eso el deseo de proteger este territorio y las personas que dependen de él se desarrolla de forma natural”, dijo a la BBC.
La idea de poner el área bajo protección oficial para protegerla de los madereros y mineros ilegales no era nueva, explica la Sra. Chicaje. Pero a los grupos indígenas les tomó décadas obtener el respaldo político para que el área fuera declarada parque nacional.
“Tienes que tener ese amor por tu tierra, por el bosque, por tu comunidad, por la gente”, dice sobre su motivación. “Sabíamos que no podíamos dejar que se deforestara porque es vital para la reproducción de tantos animales”.
Pero la acción coordinada de las comunidades indígenas, así como la ayuda de conservacionistas en Perú y de lugares tan lejanos como el Museo Field de Chicago y la Sociedad Zoológica de Frankfurt, fueron clave para alcanzar su objetivo.
El bosque es esencial para la supervivencia de los grupos indígenas, ya que dependen de la pesca y la agricultura para su sustento, pero según la Sra. Chicaje, también es de gran importancia espiritual para los Bora.
Durante el auge del caucho amazónico de finales del siglo XIX y principios del XX, los indígenas fueron detenidos y obligados a extraer caucho natural de los árboles. Se estima que hasta 100,000 personas murieron debido a trabajos forzados, esclavitud, tortura y mutilaciones. Los Bora estaban entre los esclavizados por los barones del caucho. Algunos lograron escapar de la esclavitud y huir a la selva profunda que ahora es el Parque Nacional Yaguas.
“Muchos de nuestros queridos antepasados murieron allí debido a la falta de alimentos y medicinas mientras intentaban cruzarlo hacia un lugar seguro”, dice la Sra. Chicaje. “Es un lugar sagrado para nosotros y no podríamos soportar verlo destruido”.
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“Debido a la lejanía del área y las amenazas que enfrenta, fue clave involucrar al gobierno en su protección”, dice, y agrega que los grupos indígenas no tenían los recursos para resguardar un área tan grande. “Leñadores ilegales y mineros de oro bajaban por el río y fue con la ayuda de la armada que fueron expulsados y quemaron sus dragas”.
La decisión del gobierno de declarar el área como parque nacional fue recibida con mucha alegría en las comunidades que viven a su lado. Pero, dice, para ellos nunca fue una cuestión de si ganarían la lucha para proteger sus tierras sagradas, sino cuándo, ya que el fracaso no era una opción.
Desde entonces, ha notado muchas mejoras, como el despliegue de guardaparques y campañas educativas para resaltar su importancia ecológica. A la Sra. Chicaje ahora le gustaría ver más inversión directa y ayudar a las comunidades indígenas para proteger esas áreas también.
Cuando se le preguntó qué mensaje le gustaría transmitir como ganadora del Premio Goldman, dijo: “Sigue poniendo tu fe en el bosque y el medio ambiente, que es la base del planeta Tierra”.
Otros ganadores del premio mundial de este año provienen de Malawi, Vietnam, Japón, Bosnia y Herzegovina y Estados Unidos.
Este texto apareció originalmente en BBC, puedes ver el original en inglés aquí.
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