Joyce Najm Mendez: conectando redes de acción climática
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- Escrito por Mónica Gálvez - Foto Joyce Mendez
Joyce es una joven activista, tecnochamanista y emprendedora con un enfoque sostenible para la adaptación climática y la cooperación transfronteriza entre Paraguay, Brasil y Argentina, además de haber cofundado varias organizaciones y movimientos locales destinados a la educación climática en Latinoamérica y la transición energética limpia.
Desde niña, a Joyce siempre le ha llamado la atención la astronomía y la astrobiología, la cual estudia las distintas perspectivas de la vida en el universo. Y al mismo tiempo, gracias a esta afición pudo encontrar una conexión con la Tierra y la situación climática en la que se encontraba.
“(A los 11 años) asistí a una conferencia donde alguien dijo que necesitaban agua desesperadamente, y yo pensaba, por qué tanta búsqueda de agua si este es el planeta de agua”, cuenta Joyce. “También vi La Verdad Incómoda de Al Gore, vi como el cambio climático realmente amenazaba nuestro futuro y algo me decía que nuestra generación iba hacer algo diferente”.
Fue así como tomó valor desde pequeña para divulgar su preocupación por el cambio climático a los demás, comenzando con conferencias pequeñas en la escuela, donde cuenta que se sentía muy nerviosa al inicio, pero sentía esa necesidad por demostrar lo que estaba pasando en su entorno y que se debía actuar inmediatamente. Al haber crecido en la frontera de Brasil, Paraguay y Argentina, Joyce tenía la facilidad de conocer la situación climática de distintas culturas y a la vez, poder conectar sus necesidades y los problemas ambientales que intensificaban con el tiempo.
Mientras estudiaba sobre energías renovables en la universidad, decidió pasar sus conocimientos a la práctica, por lo que tuvo la oportunidad de entrevistar al astronauta brasileño, Marcos Pontes, quien además de darle su opinión sobre el cambio climático, le obsequió algo mucho mejor, un consejo de vida que le ayudaría a encontrar un nuevo enfoque.
“Yo estaba haciendo una pasantía en el observatorio astronómico de la ciudad, y le hice una pequeña entrevista, me cuestionó al final: ‘vos pensás que lo que estás haciendo ahora te va dejar un legado, qué legado va permanecer en tu vida’, y a mi me dejó como en una crisis personal”, comenta Joyce, que fue en ese momento que descubrió que podía hacer más en su entorno.
En 2014, tuvo la oportunidad de asistir a uno de los entrenamientos por Al Gore de Climate Reality Project en Río de Janeiro, Brasil. Esa fue la primera vez que pudo coincidir con más personas de Latinoamérica que compartían su pasión por la acción climática, además de reconectarse con las poblaciones indígenas de Brasil y cómo a ellos les impactaba el cambio climático. Fue entonces donde descubrió que se necesitaba trabajar en red para conectar a los distintos grupos culturales a un mismo enfoque.
Una trayectoria de redes climáticas
El primer movimiento que fundó fue el Grupo Juvenil de la Cuenca del Paraná 3 (JMABP3), que nació en 2015 mientras estaba en la universidad y se reunió con colegas que compartían su preocupación por el planeta. Al no haber una base de información y financiación a la acción climática, Joyce decidió comenzar desde cero, siempre con el enfoque de crear una inteligencia colectiva en lugar de acciones aisladas. El objetivo de esta organización es conocer a las instituciones que ya están trabajando y evaluar cómo incluir a los jóvenes en esta acción. También busca identificar a las empresas que contaminan y deberían apoyar a los jóvenes y sus comunidades en cuestión socioambiental.
“En mi región hay una gran hidroeléctrica, la mayor de Latinoamérica, y su construcción fue muy controversial, porque de cierta forma resolvieron un problema fronterizo entre Brasil y Paraguay, pero hubo desplazamientos y varias cuestiones (sin resolver). Ellos reconocen eso y tienen un programa socioambiental, pero no estaba bien estructurado, así que propusimos juntar a los jóvenes y armar una agenda juvenil sobre sus necesidades”.
El equipo entrevistó a jóvenes de 26 ciudades de Brasil que fueron impactadas por la construcción de esta hidroeléctrica, para luego comenzar a identificar las demandas fundamentales de las comunidades, las cuales se resumieron en tres ejes: ciudadanía, participación juvenil y sostenibilidad. Tiempo después incluyeron a las comunidades de Paraguay, donde comenzaron a hacer capacitaciones y cartas con las alcaldías y municipalidades. Al final se lograron varios entrenamientos y ferias de trabajo.
Gracias a esta primera iniciativa, fue que nació el segundo proyecto de Joyce. Junto con jóvenes de JMABP3 cofundó el Observatorio Ambiental Moema Viezzer (OBEAMV), donde realizaron investigación aplicada de los territorios, así como crear políticas públicas de educación ambiental utilizando métodos de participación social como la cartografía social. También han trabajado con la política pública de la Mata Atlántica o Bosque Atlántico, el cual sufre de deforestación después de la Amazonía. “Lo que hicimos fue conectar nuestra ciudad con la legislación ambiental para proteger el bosque (…) que se encuentra en el espacio de las cataratas de Iguazú, que están protegidas por la UNESCO, pero no el bosque, por lo que trabajamos en ese proceso”.
Joyce recalca que el concepto de fronteras no siempre aplica para todos los lugares, pues al crecer entre tres países, notó que factores como la contaminación, el clima y sus consecuencias son las mismas para las comunidades vecinas, por lo que su enfoque siempre fue romper estas barreras y trabajar en conjunto. El observatorio estudió la vulnerabilidad climática de las tres ciudades fronterizas de Brasil, Paraguay y Argentina, creando un sitio internacional para la adaptación climática, por medio de publicaciones, muchos jóvenes se acercaron para involucrarse, trabajar en sus proyectos de tesis o disertación de un tema y luego transformarlo en un producto, como una política pública o un libro.
En 2017, Joyce cofundó el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica de la Energía (OELA), el cual se dedica a investigar y educar a la región sobre la geopolítica de la energía y la sostenibilidad. Al estar en una región donde la hidroenergía hidropolítica tiene mucho poder, los ciudadanos necesitan entender por qué es tan estratégico y cómo pueden influenciar en esas negociaciones futuras.
“Actualmente vamos a tener nuestro tercer coloquio de la geopolítica de la energía, vamos a trabajar crisis energética, soberanía energética e injusticia energética. Y esta iniciativa nos ayudó también a dispararnos internacionalmente y conseguir alianzas”.
En 2018 cofundó la Red de jóvenes por el Agua-Paraguay, trabajando de la mano con el parlamento mundial de la juventud por el agua han creado espacios de capacitación para jóvenes, grupos de trabajo, el foro nacional agua y juventud, así como ofrecen oportunidades a los mismos jóvenes de incidir en el sector hídrico.
Además de sus propios proyectos, Joyce ha participado en distintos movimientos y organizaciones gracias a su trayectoria, como LASSES2021, una cumbre latinoamericana sobre la educación energética, en la que pudo ayudar a crear una plataforma sobre el tema y la transición sostenible dirigida a jóvenes. También es consejera juvenil de Global Center on Adaptation, que busca informar sobre la adaptación climática por medio de webinars y programas, actualmente desarrollan un manual de prácticas juveniles para la adaptación, el cual esperan sea una herramienta práctica para los líderes jóvenes que buscan un cambio en sus comunidades.
Joyce también es representante de Latinoamérica y el Caribe en el SDG7 Youth Constituency, donde se enfocan en trabajar el ODS 7 por medio de alianzas con organizaciones juveniles del área de energía.
Debido a su gran trayectoria climática, organizaciones como Climate Illustrated se han acercado a Joyce para contar su historia e inspirar a más jóvenes activistas por medio de ilustraciones. “A lo largo del tiempo empecé a ver que la forma en la que hablamos del cambio climático es un poco pesimista, pero nos olvidamos de pasar esa información personal, ese impacto personal”, cuenta Joyce. “Me dio mucha esperanza, porque yo sufro con un poco de ecoansiedad, donde hay días en los que hay noticias que lo dejan a uno por el piso, así que quise ayudar a conseguir más latinos que pudieran contar sus historias también”.
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Multiculturalidad y tecnochamanismo
El compromiso de Joyce con el medio ambiente se ha basado en conectar a personas, iniciativas y centralizar información hacia la acción climática, pero también ayudar a más personas a conectarse con sus raíces y sus ancestros.
Joyce es orgullosamente Latinoamericana, y tiene la dicha de pertenecer a varias culturas. Al nacer en Colombia y por parte de su mamá heredó raíces indígenas Wayúu, sin embargo, creció la mayor parte de su vida en el sector fronterizo entre Brasil, Paraguay y Argentina, por lo que ha adoptado distintas costumbres y vela por que no se pierda el valor cultural de cada sitio.
Es por esto que también practica el tecnochamanismo, el cual se originó en Brasil, por medio de foros sociales donde se reúnen personas de todas partes del país para compartir sus metodologías. “Participé en uno de esos foros con un colectivo joven en 2015, ahí escuché el concepto y aprendí cómo los hackers ayudaban a los miembros de las comunidades indígenas a protegerse y a descolonizar el espacio online”.
En sí, el tecnochamanismo se considera una propuesta centralizada internacional, donde se une la tecnología y sus avances con la naturaleza y las comunidades indígenas, para que estas puedan adaptarse e incluirse al metaverso. “Es entender la información del pasado y usarla en nuestro presente”.