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En el oeste de los Estados Unidos, los bomberos se están comenzando a preocupar, ya que cada año la temporada de incendios comienza antes y millones de hectáreas de bosques se queman.
Actualmente, al menos 60 incendios grandes están devorando sectores del oeste del país, sin mencionar las 3.4 millones de hectáreas que ya se han quemado este año. Ya en abril, incendios forestales habían quemado más de 2 millones de acres, casi el promedio consumido en temporadas enteras de incendios durante los años ochenta.
Los ecologistas forestales y los científicos del clima dicen que esto ya se considera normal, lo que el historiador del fuego Stephen Pyne ha llamado el “piroceno”, y que las últimas investigaciones la han unido a la actividad humana. Un estudio realizado el año pasado encontró que el cambio climático provocado por el hombre casi había duplicado la cantidad de bosque quemado en el oeste desde 1984.
“Los periodos de sequía son cada vez más secos, y el riesgo de incendios forestales es mayor como consecuencia del cambio climático”, dijo Kevin Trenberth, científico del clima en la sección de análisis del Centro Nacional para Investigación Atmosférica. “Hay una tremenda cantidad de combustible ahí afuera, esperando las condiciones adecuadas. Independientemente de las condiciones existentes, siempre están exacerbadas por el cambio climático y siempre hay esa variable de calor”.
La sequía ha contribuido a grandes temporadas de incendios durante la última década, incluyendo una temporada récord en 2015, cuando más de 10 millones de acres se quemaron.
Por otro lado, Tim Brown, director del Centro Climático Regional Occidental en Reno, Nevada (Estados Unidos), comenta que: “Hay tiempos húmedos y secos, pero aquí está la cosa: los tiempos húmedos promueven el crecimiento del combustible, y los tiempos secos aumentan su vulnerabilidad al fuego“. Este año es un gran ejemplo de eso, en la Gran Cuenca, que cubre gran parte del oeste, el invierno muy húmedo causó una tremenda cantidad de hierba, la cual ahora está disponible para quemarse”.
La temporada de incendios se extiende desde principios de la primavera hasta finales del otoño, y en algunas zonas, dura incluso más. La duración de la temporada, junto con incendios más grandes y más intensos, está causando problemas con los presupuestos también.
El Servicio Forestal de los Estados Unidos, que está bajo el Departamento de Agricultura, dedicó la mitad de su presupuesto a combatir incendios en 2015, superando el 50% por primera vez en sus 112 años de historia.
“Antes solían hablar de una temporada de incendios”, dijo Trenberth. “La temporada de incendios solía ser de 60 días, luego de 90 días, y ahora piensan que es todo el año. No hay pausa”.
Otra cuestión, el este estadounidense también se vuelve cada vez más vulnerable. A principios de este año, casi 1.6 millones de hectáreas de bosques y pastizales ardían en las llanuras a través de Texas, Oklahoma, Kansas, Florida y las Carolinas.
Los científicos climáticos dicen que las condiciones en el sudeste probablemente empeorarán, en gran medida porque los bosques de esa región necesitan más agua que los que están ubicados en el oeste y no lo están obteniendo. Para empeorar las cosas, las comunidades generalmente no están bien equipadas para combatir incendios y están más pobladas.
La presión sobre el Servicio Forestal para hacerle frente a fuegos más grandes y más peligrosos, ha significado más fondos destinados a luchar contra incendios y no los suficientes para prevenirlos en primera instancia. Los conservacionistas y algunos ecologistas forestales discuten cómo prevenirlos. La comunidad de manejo forestal ha abogado por el “adelgazamiento” de los bosques, una medida que los grupos de conservación dicen que abre la puerta a más tala en tierras públicas.
Pero muchos ecologistas forestales dicen que parte de la respuesta a la lucha contra el fuego está en adelgazar los bosques y dejar que los incendios se consuman de manera controlada.
Este texto apareció originalmente en Inside Climate News, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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