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La adición de 70,000 semillas nuevas a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard eleva el número total de cultivos almacenados en las instalaciones del Ártico a más de un millón. Es un hito importante, pero para mantener la bóveda en funcionamiento y protegerla de los efectos del cambio climático, el gobierno noruego tendrá que gastar más de $13 millones en mejoras.
La patata de Estonia, los guisantes de ojo negro, los cacahuates de Bambara (África) y la cebada Hunter utilizada para elaborar cerveza irlandesa se encuentran entre los 70,000 depósitos que se hacen en Svalbard. Eso trae el número total de semillas depositadas en la instalación a 1,059,646, según la BBC.
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La Bóveda del Juicio Final se abrió hace exactamente diez años y está en la isla de Svalbard, a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, para proteger las semillas del mundo en caso de un cambio climático catastrófico o cualquier evento que induzca un apocalipsis.
Solo una de las tres cámaras de la bóveda está llena, pero eso no impide que el gobierno noruego contemple algunas actualizaciones muy necesarias. Todavía hay más de un millón de variedades únicas de cultivos que aún deben almacenarse en el sitio.
Hace un año, una inundación en la entrada de la bóveda provocó una revaluación de la capacidad de la instalación para defenderse de los efectos del cambio climático (afortunadamente la inundación no dañó la instalación).
Tras un estudio de factibilidad encargado por su Ministerio de Agricultura y Alimentación, el gobierno noruego propuso una subvención inicial de $ 12.7 millones para mejorar el rendimiento y ampliar la viabilidad a largo plazo de la bóveda.
Aunque se encuentra en el Círculo Polar Ártico, se espera que la temperatura de Svalbard aumente desde un promedio de -5.9°C a 3.3°C, y se espera que las precipitaciones aumenten un 40% para el año 2100. Irónicamente, las instalaciones diseñadas para proteger las semillas en caso de cambio climático se ven amenazadas por el cambio climático.
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“El principio básico para la construcción en las áreas de permafrost es evitar el calentamiento y descongelación del permafrost”, escribió Statsbygg, la empresa de gestión estatal que realizó el estudio de factibilidad.
“Para edificios que son particularmente sensibles a… daños, o donde se desea una vida prolongada, se requerirá un enfriamiento artificial del suelo. El cambio climático conducirá a un aumento de las temperaturas del suelo, menos permafrost, peor capacidad de carga, entre otros problemas”.
Para preparar la bóveda para los efectos venideros del cambio climático y garantizar que “continuará ofreciendo a los bancos de genes del mundo un espacio de almacenamiento seguro en el futuro”, la instalación estará equipada con nuevas unidades de refrigeración, un túnel de acceso de hormigón, un edificio de servicios para albergar energía de emergencia y nuevo equipo eléctrico. Ya se han instalado muros impermeables para evitar inundaciones.
Hace tres años, la guerra civil en Siria provocó la primera retirada documentada de semillas de la bóveda. Entonces, si bien la Bóveda de Semillas de Svalbard puede parecer algo que necesitaremos para el futuro, la instalación ya ha demostrado su valor.
Este texto apareció originalmente en GIZMODO, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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