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Todas las casas nuevas que se construyan en California a partir de 2020 deberán contar con paneles solares en el tejado. La decisión, aprobada este miércoles, supone uno de los impulsos más visibles al uso de las energías limpias y de mayor impacto en el día a día de los ciudadanos en un estado que ha hecho de la lucha contra el cambio climático una prioridad absoluta. California es el primer estado en adoptar esta medida.
La Comisión de Energía de California aprobó la medida por unanimidad de sus cinco miembros.
“Somos los primeros pero no seremos los últimos” dijo el comisionado David Hochschild tras la votación.
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La medida no requiere aprobación del Legislativo. Afecta a todas las casas unifamiliares o de varias unidades que tengan menos de tres pisos y obtengan su permiso de construcción después del 1 de enero de 2020. No afecta a edificios más altos, donde no hay sitio para la instalación solar necesaria para abastecer a todos los vecinos, ni a obras de remodelación. El 20% de la construcción nueva actual tiene paneles solares.
Dar ejemplo tiene un coste. La propia comisión calcula que la exigencia de paneles solares añadirá una media de 9,500 dólares a cualquier construcción nueva y un aumento en unos 40 dólares al mes en una hipoteca a 30 años. Al mismo tiempo, calcula que durante ese tiempo el usuario ahorrará 80 dólares al mes en las facturas de la luz en un estado donde no se concibe la vida sin aire acondicionado.
Añadir costes a la vivienda puede tener consecuencias en un estado que padece una angustiosa crisis de falta de vivienda. El precio medio de una casa en el sur de California ha llegado ya a 530,000 dólares, según la consultora CoreLogic. La vivienda está más cara que en lo más alto de la burbuja de 2007. Según datos de los agentes inmobiliarios, solo el 22% de las familias del sur de California pueden permitirse comprar una vivienda de segunda mano. En 2012, era el 42%. La carestía de vivienda es el principal factor detrás de la pérdida de poder de compra de la clase media y de la crisis sin precedentes de personas sin hogar en las calles de las grandes ciudades californianas.
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El argumento de los reguladores es que los ahorros a largo plazo en la luz compensarán el coste inicial de la vivienda. Es decir, que el comprador puede estar seguro de que esos 10,000 dólares más que tiene que poner para comprarse una casa serán recuperados con la mayor eficiencia.
En la época de Arnold Schwarzenegger, California se impuso a sí misma el plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero más ambicioso de Estados Unidos. El plan, reforzado por el actual Gobierno demócrata con apoyo republicano, tiene el objetivo global de reducir las emisiones para 2030 un 40% por debajo de las de 1990 y lograr para esa fecha que el 50% de su energía proceda de fuentes renovables.
La Comisión de Energía calcula que el ahorro en emisiones por esta medida será de 700,000 toneladas en tres años, equivalente a quitar 115,000 vehículos de gasolina de las calles, según la argumentación que publicó junto con el voto el miércoles. Las medidas adoptadas también incluyen nuevos requisitos de ventilación y aislamiento de las casas para mejorar el consumo de energía. En total, las casas construidas con el nuevo código serán un 53% más eficientes que las construidas con el código actual (de 2016) y los edificios no residenciales utilizarán un 30% menos de energía.
“Bajo estos nuevos estándares, los edificios funcionarán mejor que nunca, al mismo tiempo que contribuyen a una red (eléctrica) fiable,” dijo el comisionado Andrew McAllister en un comunicado.
El organismo estatal calcula que las casas nuevas consumirán un 30% menos de energía que las antiguas con el nuevo código energético.
“Los edificios en los que los californianos compran y viven funcionarán muy eficientemente mientras generan su propia energía limpia. Les costará menos operar, tendrán aire interior saludable y proporcionan una plataforma para tecnologías inteligentes que impulsarán al estado aún más por el camino hacia un futuro de bajas emisiones.”
Este texto apareció originalmente en El País, puedes leerlo aquí.
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