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Marcus Eriksen es cofundador y director de investigación del 5 Gyres Institute, una organización sin ánimo de lucro con sede en Los Ángeles (California, Estados Unidos).
Hace unos días, Eriksen se encontraba en la cubierta superior del Newport Legacy, un barco de observación de ballenas, con 50 estudiantes y algunos maestros de la Animo Venice Charter High School. Los estudiantes del décimo grado estaban allí como parte de un programa piloto de la organización llamado Mi Mar / My Sea, que lleva estudiantes desatendidos de escuelas secundarias en barrios urbanos a la costa para participar en expediciones de un día de investigación del océano para que recolecten y analicen la contaminación plástica marina. El programa guarda la esperanza de que los estudiantes salgan más informados sobre sus ecosistemas locales y de cómo pueden ser parte de la solución a la contaminación plástica y otras amenazas al océano.
La organización de Eriksen emprende expediciones oceánicas para recolectar muestras de trozos diminutos de plástico roto, llamado microplástico. Con un estimado de 8.3 millones de toneladas de basura plástica que entra en el océano cada año, el instituto espera señalar los puntos claves de contaminación de plástico y determinar qué tipos de plástico son más frecuentes allí. Según Eriksen, es fundamental que los jóvenes participen en estos esfuerzos para que puedan impulsar futuras investigaciones y políticas que frenen la producción, el uso y la contaminación del plástico.
“Cuando enseñamos a los jóvenes sobre los problemas ambientales y la ciencia, esto los inspira a cuidar mejor del mundo en que vivimos”, dijo. “También puede despertar la pasión de los jóvenes por la ciencia, expandiendo los horizontes educativos y profesionales de los estudiantes”.
Mientras que la tripulación del barco se concentró en encontrar y enseñar a los estudiantes sobre la vida marina local, Eriksen y su tripulación les informaron sobre el trabajo de la institución 5 Gyres. Les repartió a los estudiantes de trozos de plástico con huellas dentales de peces, y también permitió a los estudiantes sostener una enorme masa calcificada de cuerda de plástico y bolsas que encontró en el estómago de un camello en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
“Quería mostrarles a los estudiantes que la contaminación plástica no es sólo una cuestión oceánica, sino que todo comienza en la tierra y afecta a los animales terrestres”, dijo Eriksen.
Después de la sesión informativa, Eriksen pidió a los jóvenes que lo ayudarán a cargar un dispositivo de metal llamado ‘red de manta’. Después de lanzarlo al agua, la máquina (arrastrero), que se parece un poco a una manta, comenzó a atrapar pequeños trozos de plástico que flotaban en la superficie. El capitán dirigió el barco a lo largo de la costa a un ritmo lento para que la red de manta se llenara de plástico.
“Las muestras de microplástico nos dicen sobre la cantidad y composición de la basura plástica en el ambiente marino”, dijo Stephanie Whyte, gerente de programas de 5 Gyres. “En estos viajes, los estudiantes ven que su ambiente marino local está contaminado y esperamos que los inspire a tomar acción, a hacer cambios en su vida cotidiana para usar menos plástico y también para enseñarles que la ciencia es importante para mantener el medio ambiente y a las personas saludables”.
Después de 32 minutos, Eriksen pidió a los estudiantes que lo ayudaran a subir la red de arrastre al barco. Al vaciar su contenido les dijo:
“Se puede ver que hay muchas plantas marinas, pero también una cantidad decente de plástico”.
Christian Marroquin, un estudiante de 15 años de la secundaria, se ofreció a registrar los datos de la muestra. Cuando los estudiantes analizaron el plástico, él contó los tipos de plástico encontrados. Los datos pueden dar una imagen más clara sobre la cantidad y la calidad del plástico en un área dada del océano.
“Hay más plástico de lo que esperaba, y eso es una llamada de atención”, dijo Marroquin. “Esta es una rara oportunidad para poner en práctica la ciencia, la cual esperamos traiga un cambio positivo al mundo”.
La profesora de biología de la secundaria, Adriana Jaureguy, dijo que muchos de sus estudiantes muestran un intenso interés por la ciencia, pero su escuela no tiene los medios para darles acceso a recursos científicos.
“Estaba emocionada cuando se le pidió a nuestra escuela que participara en este programa”, dijo. “Compartimos la idea a todo el décimo grado y los primeros 50 estudiantes que se inscribieron durante su período de almuerzo, fueron aceptados. Había una gran demanda y no había suficiente espacio. Lástima que no se logró traerlos a todos.”
El programa se encuentra actualmente en la etapa piloto, se planean otros dos viajes con estudiantes de otras escuelas secundarias desatendidas para el otoño. Si 5 Gyres puede continuar asegurando fondos, el plan es expandir el programa y montar expediciones anuales.
“Sin programas como este, los estudiantes nunca considerarían un puesto científico”, dijo Jaureguy. “Lo que puede parecer sólo una excursión de clase, puede afectar la trayectoria del resto de sus vidas y, en última instancia, la del mundo”.
Este artículo apareció en Oceans Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre los océanos puedes suscribirte a la lista de correos de Oceans Deeply.
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