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Houssin Ghodbane ha estado pastoreando ovejas durante 20 años, después de haber heredado el trabajo y la tierra de su padre. Lastimosamente en el distrito de Chemora, Argelia (África), donde está ubicada su granja, los ciclos de sequía han empeorado, lo que plantea nuevos desafíos a su profesión.
Según un informe que Argelia desarrolló como parte de su contribución al Acuerdo de París, la precipitación media anual en el país ha disminuido en más del 30% en las últimas décadas. El país también enfrenta temperaturas más altas. En Batna, al noreste de Argelia, la temperatura ha aumentado a más de 41°C (a diferencia de los 37°C en 1990).
Para Ghodbane, esto significa que su tierra ahora carece de suficiente pasto para su rebaño en temporadas más secas, por lo que debe comprar alimentos adicionales. Además de vender sus ovejas para la carne, él solía ganar ganancias vendiendo animales a otros pastores que querían expandir sus rebaños.
Esas ventas se han detenido, ya que el calor y la sequía hacen que el pastoreo sea menos viable. Ghodbane ha tenido que limitar el tamaño de su propio rebaño debido a los crecientes costos para su cuidado.
“La sequía lo detiene todo”, dijo. La solución para la caída de sus ingresos es simple. “Lluvia. Eso es todo”.
Argelia no emite una gran cantidad de gases como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso. Pero el calentamiento provocado por las emisiones de todo el mundo está teniendo un gran impacto en el país, incluidas las condiciones climáticas más extremas.
“No hay que ser una fuente de emisiones para verse afectado”, señaló Adel Hanna, experto en modelado climático en el Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos). “Es por eso que lo llamamos un efecto global”.
Hanna dijo que las dos mayores preocupaciones climáticas para África del Norte, la escasez de agua y las altas temperaturas, se están alimentando mutuamente, con precipitaciones limitadas que se evaporan rápidamente del suelo a temperaturas más altas.
“El efecto neto es la pérdida de recursos hídricos”, dijo Hanna, algo que afecta a todas las formas de agricultura, incluido el pastoreo para el ganado.
Para Ghodbane, la sequía ha significado que necesita regar el trigo y la cebada que también cultiva usando un sistema de riego, algo que requiere tiempo, dinero y que lo vuelve más dependiente del agua de pozo a medida que la lluvia desaparece.
Alrededor de la región, los pastores están buscando agua cavando pozos nuevos y más profundos para llegar a los acuíferos. Algunos comparten agua con los vecinos, turnándose para usar un pozo común.
“Esto no reemplazará la necesidad de una mejor política o apoyo del gobierno, al igual que la comunidad global”, dijo Hanna.
El gobierno de Argelia ha tratado de ayudar a los pastores mediante la concesión de subsidios limitados para compensar algunos de sus crecientes costos de agua y alimentos. Pero para los pastores de pequeña escala en las montañas orientales de Aurès en Argelia, tal ayuda puede no ser suficiente para compensar el cambio ambiental acelerado.
Ghodbane dijo que las estaciones están cambiando, los veranos cada vez más largos interfieren con las lluvias de primavera y otoño, las cuales son cruciales para cosechas fuertes y el pastoreo.
A pesar del clima cambiante, sin embargo, él sigue comprometido con su trabajo.
“Este es el futuro de nuestra región”, dijo. “No hay nada más en el país agrícola”.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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