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Cuando se firmó el Acuerdo Climático de París en 2015, fue un hito en la adopción de medidas contra el cambio climático. Estableció un objetivo claro: mantener las temperaturas medias mundiales por encima de los 2°C en comparación con los niveles preindustriales, y consiguió que todos los países participaran (incluido EE. UU., que no puede abandonar el acuerdo hasta 2020).
Y, sin embargo, a pesar del progreso, en 2017, Naciones Unidas dijo que la mayoría de los países están muy retrasados en la reducción de emisiones. Cuando el mundo estableció un nuevo récord para las emisiones de gases de efecto invernadero en el mismo año, apoyó la creencia de que si no se establecen objetivos más ambiciosos pronto, entonces cruzaremos los 2°C cruciales y enfrentaremos una catástrofe climática.
Ahora la Unión Europea (UE), el tercer emisor más grande del mundo, está haciendo frente al desafío. Miguel Arias Cañete, director de clima de la UE, anunció en un blog que el bloque apunta a reducir las emisiones a cero para 2050. El objetivo ya cuenta con el respaldo del Parlamento Europeo, y la UE lanzará consultas públicas en las próximas semanas.
Si la UE logra el objetivo, podría ser algo muy significativo para la acción climática. Aunque los países más pequeños dentro y fuera de la UE se han comprometido con un objetivo de cero emisiones, la UE sería el mayor emisor en comprometerse. Establecería un punto de referencia para que otros países definan sus políticas con ese objetivo.
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Como Quartz informó anteriormente:
“El objetivo de cero emisiones se reconoce en el artículo 4 del texto del Acuerdo Climático de París, aunque no establece una fecha para cuando el mundo debería alcanzar ese objetivo (pero sí dice que los países ricos deben llegar antes que los pobres). La mayoría de los científicos están de acuerdo en que la fecha objetivo de emisiones cero para el mundo como un todo probablemente sea a principios de la segunda mitad del siglo”.
Anteriormente, la UE se había comprometido a reducir las emisiones hasta en un 95% de los niveles de 1990 para 2050. Puede parecer que el objetivo anterior es bastante cercano a cero emisiones, pero la tarea de reducir las emisiones se vuelve mucho más difícil cuando más cerca se intenta llegar a cero.
Eso se debe a que significaría cortar todas las emisiones en sectores que actualmente no cuentan con medios tecnológicos efectivos para lograrlo. Por ejemplo, la aviación: actualmente no hay aviones viables de emisiones cero para el viaje. En otros casos, si se tiene tecnología para reducir las emisiones, entonces es bastante costosa.
La industria del cemento produce dióxido de carbono debido al uso de sus materias primas (más allá de los combustibles fósiles), y la única manera de reducir sus emisiones es a través de la captura del dióxido de carbono y almacenarlo bajo tierra.
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Solo hay unas cuantas plantas de cemento pequeñas que prueban la tecnología y esperan que puedan encontrar formas de hacerlo más barato para una implementación a mayor escala.
Sin duda, es importante aclarar que el objetivo de la UE es llegar a emisiones “netas cero”. Significa que, para 2050, todavía puede haber algunas emisiones permisibles de gases de efecto invernadero para industrias o sectores que no han encontrado una alternativa viable.
Pero esas emisiones tendrán que compensarse con tecnología de emisiones negativas, que requerirá capturar dióxido de carbono del aire. A diferencia de un avión eléctrico, la tecnología de emisiones negativas no es fantasía. Hay tres compañías que se jactan de su uso comercial, pero tiene un alto costo.
Este texto apareció originalmente en QUARTZ, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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