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La iniciativa de Nintendo, Labo, empareja el software juguetón de la compañía con accesorios de cartón fáciles de montar. La idea aprovecha el creciente espacio de bricolaje, ya que se quiere que sus juegos sean un poco más experimentales y tangibles.
Labo parece ser, a primera vista, una idea inspirada que refleja el deseo de Nintendo de sacar a los jugadores del sofá. Pero lo que más llama la atención es la decisión de alto nivel de construir la iniciativa en torno al cartón.
Las razones obvias de Nintendo para utilizar cartón son que es barato, fácil de producir en masa y fácil de distribuir. La ventaja: los controladores no pasarán la mitad de su existencia rellenando los vertederos.
A mediados y finales de la década del 2000, la industria de los videojuegos vio un boom en accesorios de plástico junto con la popularidad de los juegos de música como Rock Band, Guitar Hero y DJ Hero. Antes de eso, la industria contaba con volantes y cabinas mecánicas, cada una reimaginada como controladora de videojuegos especiales.
Desde una perspectiva, los materiales sólidos han ayudado a estos controladores de juegos a mantener un legado. Pero la gran mayoría finalmente terminan en los vertederos y no a museos o colecciones privadas.
La elección del cartón reconoce la verdadera identidad de Labo: son juguetes. Son baratos y maleables, destinados a ser utilizados y eliminados, son oportunidades. Los propietarios podrán modificar, decorar y usar los aparatos sin la preciosidad asociada con el hardware más costoso y permanente.
Los diseños de Labo durarán lo suficiente como para entretener a su propietario hasta que aparezca el siguiente aparato de cartón. Y cuando ya no sean utilizados por completo, se descompondrán gradualmente.
Este texto apareció originalmente en Polygon, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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