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Para producir células solares orgánicas en Newcastle (Australia), todo lo que se necesita es una impresora como las que se usan para imprimir etiquetas de vino. Se necesita menos de un día de trabajo para instalar con este método hasta 200 m2 de tejado con fotovoltaica impresa. Una instalación fotovoltaica super rápida de instalar.
Veinte años de investigación alrededor de la energía solar orgánica han llevado a los científicos de la Universidad de Newcastle a un objetivo muy codiciado: obtener un producto económico y flexible con el que cubrir techos y otras superficies de edificios.
La primera aplicación comercial no tardó en llegar: 200 metros cuadrados en el techo de una fábrica local a un coste extremadamente bajo. La innovación, ya había sido anunciada el año pasado, cuando el profesor Paul Dastoor, jefe del proyecto, anunció a la prensa los avances logrados por el Centro de Investigación Prioritaria de Electrónica Orgánica de la Universidad Australiana.
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Dastoor nos explica los beneficios reales de las primeras células solares impresas utilizadas en una aplicación comercial en Australia.
“El sistema se instaló en un día por un equipo de cinco personas. Ninguna otra solución energética es tan ligera, rápida en producción o fácil de instalar a esta escala”, explicó el científico. “Nuestro grupo de investigación ha producido módulos solares usando técnicas de impresión estándar; de hecho, la máquina que usamos normalmente produce etiquetas de vino”.
El secreto de esta “simplicidad” está obviamente en las tintas semiconductoras especiales en las que el equipo ha estado trabajando desde 1996.
Cada célula solar consta de varias capas individuales impresas una encima de la otra, que primero se conectan en serie y luego en paralelo para formar un módulo. La instalación fotovoltaica se convierte así en casi un juego: una simple cinta adhesiva o velcro puede bastar para cubrir techos o cubiertas.
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“Estos módulos cuestan menos de $10 por metro cuadrado”, añadió Dastoor. “Esto significa que sólo se necesitarán de 2 a 3 años para que los costes sean competitivos con otras tecnologías, incluso con eficiencias de sólo 2% a 3%”.
Aunque el proyecto se encuentra todavía en fase de pruebas, la nueva instalación de Newcastle es un hito importante en el camino hacia la comercialización de esta tecnología. Por esta razón, los científicos pasarán los próximos seis meses probando su rendimiento y durabilidad antes de retirar y reciclar los materiales.
Este texto apareció originalmente en EcoInventos, puedes encontrar el original aquí. |
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