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El científico estadounidense Wallace Broecker, considerado el “padre” del cambio climático por alertar del “calentamiento global” en los años 70, ha fallecido a los 87 años de edad en un hospital de Nueva York.
Broecker fue quien acuñó por primera vez en la historia el término de “cambio climático”, al publicar en la prestigiosa revista Science el artículo ‘Cambio climático: ¿estamos al borde de un calentamiento global pronunciado?’.
En este trabajo advertía que el nivel de las emisiones de dióxido de carbono causadas por el hombre era tal que el océano no podría absorberlas, lo que provocaría un calentamiento global que sería notorio a principios del siglo 21.
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Su advertencia, que treinta años después se ha confirmado y convertido en uno de los problemas más serios del planeta Tierra, fue el punto de arranque de los estudios e investigaciones que posteriormente han demostrado que el océano, el mayor sumidero de gases de efecto invernadero, no puede absorber el volumen actual de dióxido de carbono.
El científico alertó de que cambiaría la distribución de las lluvias y de que las regiones áridas lo serían aún más, además del paisaje, porque las especies vegetales migrarían hacia otras zonas más frías o se extinguirían. La falta de agua y los conflictos sociopolíticos derivados de ello, según el investigador, serán uno de los problemas principales.
Sin embargo, “seguiremos dependiendo de ellos y aumentando las emisiones de dióxido de carbono, pues las energías renovables por sí mismas no bastan para sustituirlos, en especial en los países pobres”, opinaba Broecker.
En este sentido, el científico aseguraba que “necesitamos una solución de emergencia”, pues “no podemos confiar que en los próximos cincuenta años las energías limpias despeguen del todo”.
En su opinión, el “Plan B” contra el calentamiento global tiene que ver con el desarrollo de una tecnología aún experimental basada en el secuestro y almacenamiento del carbono.
“Hay que conseguir un refuerzo para las energía renovables, no una alternativa”, afirmaba el científico, quien sostenía como algo “fundamental” dedicar esfuerzos al secuestro del carbono de una forma que no dañara el medio ambiente y que tuviera “unos costes energéticos y económicos aceptables”.
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El investigador fue galardonado en 2008 en la primera edición del ‘Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento’, en la categoría de Cambio Climático, debido a sus aportaciones realizadas en el conocimiento de los llamados fenómenos abruptos, unos procesos que desencadenan cambios extremos en el clima.
Entre otros reconocimientos a sus contribuciones a la ciencia del cambio climático recibió el Premio Vetlesen (1987), la Medalla Nacional de Ciencia del gobierno de Estados Unidos (1996) y el Tyler Prize for Environmental Achievement (2002) y el Premio Crafoord (2006).
Broecker, autor de 11 libros y más de 500 artículos científicos, fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, la American Geophysical Union, la European Geophysical Union y la Royal Society del Reino Unido.
Nacido en Chicago el 29 de noviembre de 1931 en el seno de una familia cristiana evangélica, Broecker se inició en los estudios de geología a pesar de que sus padres rechazaban las teorías modernas en favor de la interpretación bíblica de que la tierra fue creada por Dios.
Fue en unas prácticas en un laboratorio en Nueva York en verano de 1952 cuando comenzó con el estudio de la geoquímica y de la datación con el empleo de radiocarbono, una técnica por aquel entonces revolucionaria que permitió a los investigadores cifrar la edad de materiales de hasta 40,000 años de antigüedad.
Tras aquello, se mudó a Columbia para seguir en el estudio, donde se doctoró en geología en 1958. A pesar de que muchos suponían que su mudanza supuso el abandono de las creencias familiares, muchos compañeros a sus espaldas lo llamaban “teoquímico”.
A pesar de ser disléxico y no saber escribir con ordenador -todo lo hacía a mano en papel-, Broecker firmó cerca de 500 artículos de investigación y al menos 17 libros, con algunos tan comerciales como el que escribió en 2008 con el periodista científico Rob Kunzig, “Arreglando el clima”.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes encontrar el original aquí.
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