Suscríbete
América Latina y el Caribe, además de ser una de las regiones más desiguales del mundo, es también una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático. Unicef estima que más de 63 millones de niñas y niños adolescentes en la región han sido afectados por un evento o desastre climático en los últimos 30 años.
Alrededor de 26.5 millones de niños latinoamericanos viven en zonas de alto riesgo de inundaciones o de sequías extremas, lo que confirma que la región es una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático.
Así lo informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el marco de la Conferencia Local de la Juventud (CDJL) que se realizó en Costa Rica.
Puedes leer: Cambio climático y salud infantil
La CDJL es un evento que se lleva a cabo de manera previa a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) y es una iniciativa de participación juvenil que busca empoderar, conectar y movilizar adolescentes y jóvenes en las Américas y el Caribe frente a los impactos de la crisis climática, informó la organización.
Hoy estamos en la Conferencia Local de Juventud (LCOY) en Costa Rica, en el marco de la @PreCOP25CR.
70 personas jóvenes se reúnen a proponer y compartir sus compromisos frete a la crisis climática. pic.twitter.com/tJAY4mW00g
— UNICEF Costa Rica (@UNICEFCostaRica) October 7, 2019
“América Latina y el Caribe sigue siendo una de las regiones más afectadas por el cambio climático, con 13.4 millones de niñas y niños que viven en zonas de riesgo de sequía alto y extremo y otros 13.1 millones en zonas de riesgo de inundación extremadamente alto”, aseguró la Unicef.
Asimismo, indicó que más de 63 millones de niñas, niños y adolescentes en América Latina y el Caribe se han visto afectados por un evento climático extremo o un desastre relacionado con el clima en los últimos 30 años y que, en promedio, aproximadamente 2.1 millones de ellos se ven perjudicados cada año.
Por eso, la iniciativa regional de participación juvenil contó con la declaración de 70 jóvenes que comenzaron el reto de “1000 Acciones por un Cambio” y que redactaron un pliego de recomendaciones claves para la Acción Climática que será presentada a funcionarios del gobierno y a otras partes interesadas durante las reuniones previas a la COP25.
Entre las propuestas se destacan la intención de que los gobiernos prohíban el uso del plástico y el estereofón; establecer tributos ambientales, regular la cantidad de residuos, emitir planes reguladores y ordenamiento territorial, educar a la población en materia ambiental, mejorar la flotilla vehicular y reducir emisiones de CO2, entre otras.
“Queremos demostrar que nosotros, los jóvenes del continente, tenemos algo que decir acerca de la crisis, y sobre todo que estamos actuando y que nuestra contribución es sustantiva”, dijo Catalina Silva, una joven activista climática chilena de 18 años, para la Unicef.
“Hemos visto y escuchado a jóvenes activistas climáticos marchando en las calles, ¿pero hemos reconocido las soluciones que han creado para prevenir el cambio climático?”, preguntó Bernt Aasen, Director Regional de Unicef en América Latina y el Caribe.
Te recomendamos: Costa Rica organiza reunión de preparación para la COP25
“Una generación de jóvenes activistas está liderando la acción climática porque nosotros, los adultos, hemos decidido ignorarlos. 30 años después de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño, no hay mejor promesa para los gobiernos de la región que construir un planeta más verde y saludable para los niños hoy y mañana”, reiteró.
Por eso, la Unicef, que ya apoya políticas de mitigación y adaptación de los gobiernos para el cambio climático en 16 países de la región, instó a los gobiernos y responsables de la toma de decisiones acelerar los compromisos y apoyar las soluciones dirigidas por jóvenes.
“Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes deben considerarse como prioridades en políticas climáticas en todos los niveles, reconociendo sus necesidades específicas, vulnerabilidades, derechos y liderazgo. En particular: los niños y niñas más marginalizados y vulnerables deberían ser la prioridad”, reiteró la organización.
Este texto apareció originalmente en El Espectador, puedes ver el original aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana