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Cada vez con más intensidad el cambio climático deja ver sus efectos sobre el país. Este año, la falta de agua asoló a casi 40% del territorio nacional, ya que, hasta el pasado 15 de octubre, 903 municipios padecieron algún grado de sequía y 800 un clima anormalmente seco, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Este fenómeno ha ido en aumento en los últimos años, al pasar de un porcentaje de afectación de 3.7% para la primera quincena de octubre de 2014, a 36.8% para esa misma fecha, pero de este año.
De acuerdo con Juan Pablo Rojas, líder de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz en México (CNPAMM), este nivel de sequía es histórico y calcula que, debido al retraso en la temporada de lluvias y la escasa intensidad que tuvieron este año, se dejaron de producir más de 5.5 millones de toneladas de grano, lo que impactará en la alimentación de los mexicanos, sobre todo los más pobres.
La falta de agua no repercute solamente en la producción agrícola, sino, también, en sectores como el ganadero. Hasta agosto pasado, ganaderos de Veracruz registraron una pérdida de más de siete mil 500 cabezas.
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Ese mes, el gobierno federal destinó más de 170 millones de pesos para apoyar a 42 mil productores pecuarios de Tamaulipas, Tabasco, San Luis Potosí y Veracruz afectados por el fenómeno, a través del Seguro de Daños Climáticos en los Agostaderos.
Al respecto, el líder de la CNPAMM explica que el mayor daño es para los productores de subsistencia y los de autoconsumo, quienes tendrán problemas para alimentarse ellos mismos, a los animales con los que trabajan, a la ganadería traspatio y a la que produce leche, carne y huevo para los mercados locales.
En los últimos seis años no sólo se ha ampliado el territorio damnificado por el estiaje, sino también su intensidad. Tal es así que, de 2014 a 2018, a esta altura del año no se registraban municipios impactados por sequía excepcional, el grado más alto que marca el índice de la Conagua, mientras que este 2019 hay 27 municipios con ese nivel de afectación.
De acuerdo con el Monitor de Sequía de la Conagua, hasta la primera quincena de octubre, 27 demarcaciones del país presentaban sequía excepcional, 152, sequía extrema; 177, severa; 547 sequía moderada; 800 un clima anormalmente seco, mientras que 754 no registraban el fenómeno.
En tanto, en 2017, a estas alturas del año no existían municipios con sequía excepcional o extrema. Además, sólo tres registraban sequía severa y 46, moderada, para hacer un total de 49 demarcaciones con algún grado de sequía, contra 520 que presentaban un clima anormalmente seco y mil 888 que no presentaban falta de lluvias.
Las regiones más afectadas por la falta de agua hasta la quincena pasada fueron Golfo Centro y Norte, aunque las lluvias de los últimos días habrían reducido el impacto.
Por nivel de superficie, los estados más damnificados son Quintana Roo, con 93.9% de su territorio con algún nivel de sequía; Veracruz, con 92.1%; Tabasco, con 91.5%; Querétaro, con 61.4%; Durango, con 52.9%; Chiapas, con 48.9%; San Luis Potosí, con 46%; Michoacán, con 43.6%; Hidalgo, con 43.2%, y Tamaulipas, con 42.6%.
Es en San Luis Potosí donde más municipios han registrado sequía excepcional, con 12 demarcaciones: Tancanhuitz, Coxcatlán; San Martín Chalchicuautla, Tampacán, Tampamolón Corona, Axila de Terrazas, Ciudad Valles, San Antonio, San Vicente Tancuayalab, Tamuín, Tanlajás y Tanquián de Escobedo.
Le sigue Veracruz, con 11 municipios: Hidalgotitlán, Uxpanapa, Las Choapas; Minatitán, Jesús Carranza; Tantoyuca; Tempoal; Chalma; Chiconamel; Platón Sánchez, y El Higo.
En tercer lugar está Oaxaca, con tres demarcaciones: Santa María Chimalapa, Matías Romero Avendaño y San Juan Guichicovi. En tanto, Hidalgo registra sólo un municipio con sequía excepcional: San Felipe Orizatlán.
Según Juan Pablo Rojas, líder de los maiceros, las lluvias se instalaron tarde este año, en mayo para las regiones de Valles Altos y el Bajío, y hasta finales de agosto para el trópico.
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“Estamos calculando que, más o menos para los dos ciclos primavera-verano, otoño-invierno 2019-2020, no vamos a lograr producir más de 20 millones de toneladas de maíz. Eso nos lleva a una condición totalmente de dependencia alimentaria”, alerta.
Augura que, debido al marcado cambio de las condiciones climáticas, la carencia de agua en la temporada de lluvias se irá profundizando, lo que generará una menor producción agropecuaria.
“Ese desabasto va a generar el incremento en los precios de estos productos, en la canasta básica en general, principalmente a los más pobres es a los que les va a pegar más esta condición de sequía”, dice.
Considera que para enfrentar la situación, el gobierno debe implementar estrategias de inversión productiva y créditos a tasa cero que impulsen a los productores.
Este texto apareció originalmente en Excelsior, puedes ver el original aquí.
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