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Las organizaciones dedicadas al tráfico de especies salvajes están encontrando dificultades para transportar sus cargamentos ilegales ante el cierre de fronteras por la pandemia, un negocio que junto al tráfico de madera alcanza los 20 billones de euros anuales, según Wildlife Justice Commission (WJC).
WJC ha hecho público el informe “Rapid assessment of the impact of Covid-19 on wildlife trafficking”, en el que alerta de que entre enero y abril de este año, debido al cierre de fronteras y las medidas de seguridad para evitar la propagación del coronavirus, las redes de tráfico de especies salvajes “han tenido problemas para mover sus envíos”.
El tráfico de especies salvajes es el cuarto comercio ilegal en el mundo con un volumen de negocio de 20 billones de euros anuales, por encima de la pesca ilegal (el 25% de las capturas entran en esta categoría) que alcanza entre 9 y 20 billones por año, según cifras de WJC.
El negocio del tráfico ilícito de especies salvajes abarca reptiles, pangolines, toda clase de aves, grandes simios, pesca o madera (25% de lo que se comercia de este recurso es ilegal), entre otros.
“El tráfico ilegal de especies salvajes está relacionado con la evasión de impuestos, de dinero y la corrupción, uno de los problemas más extendidos e importantes, sobre todo en países menos desarrollados, y, además, afecta a jueces, funcionarios de aduanas, está en todas partes”, asegura la directora de inteligencia de WJC, Sarah Stoner, en entrevista con EFE.
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Según el documento, las redes de tráfico tienen en esta situación actual dificultades para acceder sobre todo a los mercados chinos y vender sus mercancías, lo que está provocando el almacenamiento de grandes cantidades de marfil sin procesar en Vietnam, Laos y Camboya.
WJC, entidad dedicada a la investigación criminal de tráfico de especies, denuncia que el almacenamiento de marfil se ha intensificado desde enero de este año a causa de la prohibición de comercio de este material en China, desde 2018, junto a la presión policial en ese país y otros lugares de Asia.
Asimismo, alerta de que ante la prohibición del comercio de marfil en China, han detectado el aumento de oferta de escamas de pangolín en Vietnam por parte las redes de traficantes, como las que recibieron sus investigadores mientras se desarrollaba la investigación en los tres primeros meses de este año.
Las redes llegaron a ofertar a los investigadores “hasta 22 toneladas de escamas de pangolín“, según WJC, y señala que también se han detectado cambios en los métodos de transporte de contrabando de especies ante las medidas de seguridad impuestas en el transporte aéreo.
“Esas medidas han afectado a la dinámica delictiva“, una situación que no permite la llegada de los envíos a los aeropuertos de elección, por lo que las redes de tráfico de especies salvajes están buscando una alternativa en el transporte marítimo”.
“Desde WJC estamos comprometidos en evitar el tráfico ilegal de especies silvestres y hemos descubierto que a pesar de que se sigue traficando, las limitaciones de circulación han impedido transportar los bienes como lo hacían usualmente en el pasado”, sostiene Stoner.
El tráfico continúa, pero el foco se ha movido desde las organizaciones de traficantes a los mercados donde se vende todo ese material ilegal para el consumo. Las investigaciones de WJC preparan evidencias de conformidad con prácticas para el cumplimiento de la ley, combinadas con análisis de inteligencia, según Stoner.
Este texto apareció originalmente en Efe Verde, puedes ver el original aquí.
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