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Colotrama busca ser un distribuidor de bolsas ecológicas y sostenibles para negocios locales en España, desde el proceso de producción, hasta su entrega, ofreciendo un producto de calidad y larga durabilidad.
Teresa García es una diseñadora gráfica que se se unió junto con su colega, Lis Mir Arteaga, quien también es diseñadora, para comenzar un proyecto donde pudieran combinar sus habilidades de diseño y crear un producto que no solo fuera funcional, sino también creara un impacto positivo para el medio ambiente.
“Hemos estado meses investigando, porque ambas sabíamos que no es tanto qué haces, sino cómo lo haces”, cuenta Teresa. “Nuestro objetivo era claro, aportar un producto sostenible desde la obtención de la materia prima, pasando por los procesos de producción y distribución minimizando el transporte de mercancías, y conseguir el valor ecológico de uso tanto por resistencia como por que fuera biodegradable”.
Fue así como surgió la iniciativa a principios del 2020, buscando cambiar los hábitos de utilizar productos de un solo uso, cómo lo son las bolsas plásticas. Además de ser reutilizables, también buscan que sean biodegradables.
Otro de los impulsos que hicieron necesaria una empresa como Colotrama es la nueva ley de prohibición de bolsas plásticas en Europa, la cual entrará en vigor a partir del 2021, siendo esta una excelente alternativa para los negocios que necesiten ese cambio sostenible en la entrega de sus productos.
“Como producto hablamos de lo que para nosotras es coherencia. Trabajar para la funcionalidad a la vez que durabilidad para que tenga una vida útil lo más longeva y fructífera posible y que, en el momento en que decidamos deshacernos de ella suponga el menor impacto posible hacerlo gracias a que todos sus materiales son biodegradables”, comenta Teresa.
También destacan que el proceso de recolección de materia prima tiene un enfoque igual de sostenible al ser ellas mismas las que se encargan de que la confección e impresión de las bolsas se realicen en un rango dentro de su perímetro o incluso lo realicen ellas mismas, por lo que reducen el factor contaminante del transporte al momento de la exportación de materiales.
Actualmente, lanzaron su fase inicial por medio de un crowdfunding para comenzar con la producción, además de difundir su iniciativa con otras entidades y experimentar con otras materias y patrones en el camino.
En el proceso de fabricación utilizan distintos materiales de tela orgánica como lo es el yute, fécula de patata, algodón, bambú, cáñamo orgánico y el lino. Además, no utilizan compuestos químicos durante su fabricación, por lo que la producción es completamente responsable con el planeta.
Las bolsas de hierba se realizan con un mínimo de 50%-60%, según lo explican en la propuesta del crowdfunding, teniendo como base la hierba y una mezcla de otros materiales ecológicos como son la madera reciclada que otorga una textura homogénea. Su producción también requiere de menos agua y energía que con los materiales convencionales, aproximadamente 1L de agua por tonelada de pulpa de fibra.
“El papel de hierba es el producto más ecológico que existe actualmente y el que menos impacto ambiental tiene para su producción”, según destacan el sitio web.
Además, la hierba utilizada puede cultivarse en campos que se encuentran alrededor de las fábricas, por lo que continúa con su enfoque de cero contaminación por transportación.
En cuanto a las bolsas a base de papel de piedra, utilizan un papel mineral con base de polvo de piedra que es producido sin agua, árboles, cloro ni PVC, siendo igual de resistente que una bolsa convencional y además impermeable, lavable y con un impacto limpio.
“Su materia prima es el carbonato de Calcio , el mineral más abundante en el planeta (roca caliza), luego de ser recolectada y reciclada, la piedra pasa a la trituradora de la fábrica y se convierte en un polvo fino, se le añade un aglutinante y se funde introduciendo aire en una extrusión vertical, finalmente se obtienen unas láminas de papel de piedra”.
Al igual que las bolsas de hierba, estas requieren de menos energía que genera CO2, ahorrando hasta un 60% que con las bolsas de un solo uso. Su tiempo de degradación es de seis a nueve meses, dependiendo la exposición al sol y la humedad.
En el método de serigrafía utilizado cuentan con tintas de composición a base de agua, siendo un proceso completamente natural y artesanal.
“En Colotrama optamos por el consumo de materia de cercanía, buscamos técnicas de menor impacto y nos oponemos a la obsolescencia programada (fast fashion), es necesario que prácticas como esta se empiecen a expandir entre consumidores y productores en todos los sectores. Conseguir que seamos conscientes más pronto que tarde de que es el camino a un futuro sostenible”.
Puedes conocer más sobre Colotrama aquí.
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