Suscríbete
Es un verdadero ingreso al pasado, la entrada a lo más profundo de la Tierra. Sin embargo, y más allá del interés geológico e histórico que genera, en Siberia Oriental, el enorme cráter de Batagaika, conocido como “la puerta al infierno”, no para de crecer, y eso preocupa.
Sucede que esta estructura geológica ubicada en la zona de los montes Cherski, en la República de Sajá, Rusia, está aumentando, de manera alarmante, hasta 30 metros por año.
Así lo explica Vladímir Sívorotkin, en una entrevista en el periódico ruso Vechérnyaya Moskvá. En la nota el investigador de la Facultad de Geología de la Universidad Estatal de Moscú, indicó que el “agujero” tiene un kilómetro de largo, 800 metros de ancho y hasta 100 metros de profundidad.
Y dependiendo del modo en que actúa el permafrost con el medio ambiente: esta es “una formación tierna” que sufre tanto las altas temperaturas veraniegas, que alcanzan los 30°C, como la deforestación.
El origen de la estructura es el termokarst, una superficie de terreno cuyas capas superiores se descongelan y destruyen, lo que significa que el cráter va quedando al descubierto con el derretimiento del hielo en el suelo permanentemente congelado de esta región.
Te recomendamos: Siberia se enfrenta a una ola de calor récord
El calentamiento global en el Ártico (que produce manchas anormales de calor en el área) también es responsable del problema y de la generación de más formaciones de termokarst.
Este notable aumento de la temperatura y las inundaciones hicieron que el permafrost comenzara a derretirse, lo que preocupa a los científicos por los deslizamientos constantes de tierras que provoca en este terreno que tiene una formación similar a la de un barranco.
Este proceso seguirá su evolución si no se fortalecen sus paredes con algún método particular.
¿Cómo era la tierra hace 200.000 años?
El origen de “la puerta al infierno” comenzó en los años 60. La desforestación del lugar hizo que en los meses de verano el terreno dejara de estar protegido por la sombra de los árboles. El hundimiento de tierras comenzó unos 25 años después y continúa actualmente.
El cráter dejó al descubierto restos de antiguos árboles, por lo que los expertos creen que la zona estuvo densamente poblada en el pasado. Los rayos del sol calentaron el terreno y el proceso se aceleró ante la falta de transpiración vegetal, que habría disminuido la temperatura del suelo.
Se trata de un cráter muy valioso, indica una nota de BBC. En este sentido, los científicos aseguran que se trata de una ventana única al pasado, un registro detallado de historia de la Tierra. Las capas de sedimento expuestas revelan cómo fue el clima en la región durante 200,000 años.
Este texto apareció originalmente en El Clarín, puedes ver el original aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana