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El pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta se ha defendido de las incursiones de los misioneros capuchinos y de los grupos armados ilegales del largo conflicto civil colombiano. Preferirían enfocarse en evitar y reparar el daño a la Madre Tierra.
Las costumbres de los arhuacos fueron declaradas patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO en noviembre, junto con las de otras tres comunidades indígenas de la Sierra Nevada del norte de Colombia: los kogui, los wiwa y los kankuamo.
“El reconocimiento es muy importante, pero será mucho más importante que la Madre Tierra, el espacio donde existimos, sea respetada y preservada”, dijo Zarwawiko Torres, líder Arhuaco. Eso incluiría la prevención de minas y represas en sus tierras, dijo.
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Los Arhuacos siguen la Ley de Origen como su guía de comportamiento y conocimiento espiritual, en cómo conviven con la Madre Naturaleza.
“El agua debe tener su propio cauce, las piedras deben existir en su propio espacio. Ella me respeta y yo la respeto a ella”, dijo Torres.
Viven en grupos dispersos en la Sierra Nevada, que se eleva desde la costa del Caribe y en sus partes más altas tiene nevados, lagunas y páramos. Sus túnicas blancas tradicionales tejidas con lana de oveja representan la nieve y sus sombreros en forma de cono los picos nevados.
Los arhuacos se definen como un pueblo pacífico que no usa armas y tiene prohibido asesinar o robar.
A su juicio, las plantas, las piedras, los animales y la propia Sierra Nevada son seres vivos.
“Si mataran a la Sierra no tendríamos vida”, dijo Torres.
Este texto apareció originalmente en AP, puedes ver el original en inglés aquí.
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