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Una nueva guía publicada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) propone una serie de medidas de adaptación a corto, medio y largo plazo para disminuir y prevenir los daños ocasionados por el clima en las carreteras de América Latina, y con ello lograr una mayor eficiencia de las inversiones en infraestructura.
La mayoría de países de América Latina enfrentan serios desafíos institucionales, técnicos, financieros, políticos y sociales para adaptar sus carreteras al clima, hecho que pone en riesgo tanto la seguridad como la sostenibilidad de los sistemas viales de la región, y que muy probablemente se verá agravado por los efectos negativos del cambio climático.
Ante esta situación, el CAF ha publicado una guía de buenas prácticas para la adaptación de las carreteras al clima, que propone medidas de adaptación a corto, medio y largo plazo que incluyen herramientas de gestión ambiental, planificación y gestión del riesgo originado en la variabilidad climática.
El documento contempla tanto las carreteras de nueva construcción como la red vial en servicio, y propone medidas basadas en dos pilares: la planificación estratégica, que implica crear marcos institucionales, legales y sociales adecuados; y medidas específicas que incluyen buenas prácticas de ingeniería para el diseño y construcción de infraestructuras más resilientes.
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Para mejorar la situación actual, la publicación propone tres líneas de acción complementarias:
“Para tener carreteras seguras y resilientes al clima, en los próximos años será imprescindible definir estrategias transversales que permitan adaptar nuestras infraestructuras al clima durante todo su ciclo de vida, y promover el uso de buenas prácticas en los proyectos de carreteras”, explicó Antonio Silveira, Vicepresidente de Infraestructura de CAF.
La publicación también alerta que si la planificación y el diseño de las carreteras continúa realizándose ateniendo tan solo a las prácticas habituales de ingeniería en la región y a los datos históricos existentes, es muy probable que no sea posible dar respuesta a los eventos climáticos que vienen sucediéndose en los últimos años y que, previsiblemente, se repetirán en el futuro.
Según la guía, la situación actual en América Latina y el Caribe presenta una cierta heterogeneidad entre los países que la conforman. Mientras que algunos han comenzado a desarrollar planes de adaptación, otros se encuentran en fases muy incipientes, aunque se reconoce, de manera generalizada, la necesidad de actuar en este ámbito en todos los estados.
Las entidades multilaterales están desplegando ambiciosos programas de ayuda para la adaptación a la variabilidad y cambio climáticos, aunque la aplicación a las infraestructuras carreteras es relativamente reciente y las experiencias existentes son limitadas.
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A escala nacional, no suele existir una coordinación eficiente entre diferentes autoridades de los gobiernos, y esto se traslada a las relaciones nacionales y subnacionales. Según la guía, este será uno de los grandes retos de los próximos años, junto con la transferencia de información y el establecimiento de contactos en la región.
La guía de buenas prácticas plantea un procedimiento de trabajo basado en una serie de escalones que deberán concluir en carreteras resilientes al clima y seguras para el transporte de personas y mercancías.
Este texto apareció originalmente en CAF, puedes encontrar el original aquí.
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