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En pequeñas calas a lo largo de la costa del Pacífico de Chile, los pescadores artesanales dicen que la vida se está volviendo más difícil a medida que la pesca de arrastre industrial agota las poblaciones de peces, incluso mientras luchan por lidiar con los impactos climáticos y los obstáculos económicos, como el alto precio de la gasolina para los barcos.
Esperan que una nueva ley planificada que regula el sector, actualmente en camino al Congreso, salve a los pequeños operadores que heredaron sus redes de sus antepasados.
“Nuestra cultura en este momento corre el riesgo de desaparecer”, dijo Eduardo Quiroz, un pescador de Caleta Portales.
“Tenemos una gran esperanza de que sea una ley hecha para la recuperación de recursos”, dijo, y agregó que el proyecto de ley debería poner más énfasis en los métodos de pesca, rastrear más de cerca los recursos en diferentes áreas y abordar problemas como la sobrepoblación de lobos marinos.
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Chile, el principal productor de cobre del mundo, es también uno de los mayores exportadores de pescados y mariscos del mundo: más de $7 mil millones en 2021, según la subsecretaría de pesca.
La ley de pesca actual, que entró en vigor en 2013, ha enfrentado críticas de legisladores y pescadores que dicen que solo beneficia a las grandes pesquerías.
El joven presidente izquierdista del país, Gabriel Boric, se ha comprometido a cambiar la legislación y su gobierno se está reuniendo con comunidades pesqueras y expertos para escuchar sus propuestas.
“Contar con una nueva Ley de pesca significa recuperar la confianza de los actores del sector y del país en la regulación”, dijo Julio Salas, subsecretario de pesca y acuicultura.
Chile tiene más de 99,557 pescadores artesanales registrados en registros oficiales, según datos del gobierno.
La nueva ley podría llegar al Congreso en abril-mayo, indicaron funcionarios gubernamentales. Podría incluir elementos para mejorar la sostenibilidad de las poblaciones de peces y otorgar mayores cuotas de pesca a las pequeñas empresas.
Sonapesca, una cámara que representa a la pesca industrial de Chile, dijo en un comunicado que estaba abierta al diálogo, pero pidió un análisis técnico exhaustivo de cualquier nueva ley.
“Es una tarea ardua y compleja, que requiere la participación y el apoyo de todos, con alguna visión de Estado”, dijo.
Rodrigo Gallardo, pescador artesanal del puerto de Valparaíso, dijo que la práctica de la pesca de arrastre debe terminar en Chile.
“Tenemos que luchar contra el clima, contra la naturaleza, contra los lobos marinos, contra la industria, es un calvario a veces”, dice Gallardo, y también alertó sobre la pesca ilegal.
Pidió la creación de un Ministerio de Pesca más poderoso y que el estado clasifique a los pescadores como trabajadores de alto riesgo.
“De lo contrario, nuestro sustento corre el riesgo de colapsar“, dijo.
Este texto apareció originalmente en Reuters, puedes ver el original en inglés aquí.
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