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Según el Banco Mundial, las sequías destruyen suficiente producción para alimentar a 81 millones de personas, todos los días durante un año, lo que equivale a la población de Alemania.
Aunque son las inundaciones las que aparecen en los titulares y activan rápidamente la ayuda, las sequías tienen impactos “sorprendentemente grandes y, a menudo, ocultos” que pueden durar por generaciones, según un informe. Los costos son tanto humanos como económicos.
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En las zonas rurales de África, las niñas que nacen durante una sequía severa tienen más probabilidades de crecer pobres y hambrientas, tener menos educación, retraso en el crecimiento, casarse más jóvenes y dar a luz bebés con un peso muy bajo, agregó la organización internacional.
“Este es un ejemplo de una trampa de pobreza creada por un solo episodio de sequía… y continúa a través de generaciones, por lo que es tan importante cortarla de raíz”, dijo Richard Damania, autor principal del informe.
En una sequía, los agricultores también tienen más probabilidades de talar árboles, según el reporte. Los bosques absorben y almacenan carbono y ayudan a regular el suministro de agua, por lo que reducirlos exacerba el cambio climático y empeora el suministro de agua, comentó Damania.
Los impactos son tan severos que los países necesitan desarrollar algún tipo de seguro alternativo que pueda proteger a las familias rurales del deterioro de la pobreza, agregó.
“En lugar de encontrar una trampa de pobreza, estás mucho, mucho mejor con una red de seguridad”, dijo.
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Las ciudades, motores económicos de la mayoría de los países, tampoco son inmunes a la sequía. De hecho, el Banco Mundial utilizó una década de datos para concluir que el impacto económico de las sequías en los negocios de la ciudad fue cuatro veces peor que el de las inundaciones.
Las economías urbanas se desaceleran debido a los cortes de energía, las ventas débiles y el aumento de los problemas de salud, como la diarrea y la disentería.
“La recuperación después de la sequía es lenta y silenciosa”, dijo Damania a la Thomson Reuters Foundation.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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