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El deshielo podría hacer que el agua del océano sea más ácida, un hallazgo inesperado que ha dado a los científicos una nueva causa de preocupación.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change sugiere maneras sorprendentes en las que el cambio climático está alterando drásticamente la química del agua en la profundidad del océano, un proceso que puede ocurrir más rápido de lo que los investigadores anticiparon.
La amenaza de la acidificación de los océanos ha llamado cada vez más la atención. El océano absorbe una cantidad sustancial del dióxido de carbono que los humanos emiten a la atmósfera, y cuando el dióxido de carbono ingresa al mar, se produce una reacción química que hace que el agua se vuelva más ácida.
Esa es una gran preocupación para los biólogos marinos, ya que las investigaciones sugieren que la disminución de los niveles de pH podría afectar la capacidad de los corales, moluscos y otros organismos marinos para construir los caparazones exteriores duros que necesitan para sobrevivir.
Debido a que los humanos todavía emiten alrededor de 40 mil millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera cada año, la absorción oceánica de los gases de efecto invernadero del aire sigue siendo la principal preocupación sobre la acidificación. Este proceso afecta principalmente al agua cerca de la superficie, donde los gases realmente se están absorbiendo.
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Pero como señala la nueva investigación, las plantas y los animales muertos también liberan dióxido de carbono a medida que se desplazan al fondo del mar y se descomponen. Las corrientes oceánicas profundas pueden ayudar a mover el dióxido de carbono a través del agua para que no se asiente en un solo lugar.
Pero algunos científicos creen que ciertos efectos del cambio climático, incluida la afluencia de agua fría y fresca procedente de los glaciares que se descongelan, o un aumento en la absorción de calor a medida que el hielo marino desaparece y expone el agua al sol, pueden eventualmente perturbar estas corrientes o hacer que reduzca su velocidad.
La nueva investigación sugiere que este proceso ya puede estar ocurriendo en el Mar de Japón, un cuerpo de agua de 380,000 millas cuadradas entre Japón, Corea del Norte, Corea del Sur y Rusia.
Al igual que el océano abierto, el Mar de Japón contiene corrientes especiales que llevan el agua desde la superficie hasta el fondo del océano, una especie de proceso de mezclado conocido como “circulación volcada”. (El mismo proceso ocurre a una escala mucho mayor en el océano abierto, donde las grandes corrientes actúan como una especie de cinta transportadora que lleva agua caliente desde el ecuador hacia los polos y viceversa).
Pero durante la última década, varios estudios, entre ellos un estudio publicado en octubre de 1999 en Geophysical Research Letters, ya han sugerido que la circulación volcada en el Mar de Japón pudo haber comenzado a disminuir durante el siglo 20, tal vez debido a la influencia del cambio climático.
En el nuevo documento, los científicos analizaron 50 años de datos recopilados sobre la química del agua en el Mar de Japón, desde 1965 hasta 2015. Descubrieron que las aguas profundas, de hecho, se han vuelto más ácidas, y la tasa de acidificación es un 27% más alto que la tasa que ocurre en la superficie. Un hallazgo “verdaderamente digno de mención”, según Christopher Sabine del Pacific Marine Environmental Laboratory de la NOAA.
Investigadores sugieren que el Mar de Japón podría servir como un análogo para los océanos en general, una advertencia de los tipos de efectos que pueden ocurrir a una escala mayor a medida que el cambio climático continúa avanzando. No es una comparación perfecta, advirtió Sabine, el Mar de Japón es pequeño y sus procesos de circulación son mucho menos complejos que los de mar abierto, pero señaló que el trabajo “sugiere que un efecto antropogénico significativo en la acidez de los fondos marinos podría estar preparándose para el futuro y debe considerarse como parte del conjunto de impactos antropogénicos en el océano”.
Si este es el caso, el nuevo estudio puede agregar peso a una creciente lista de preocupaciones sobre los efectos de la acidificación de los océanos en los ecosistemas marinos. En octubre, un consorcio de investigación alemán conocido como BIOACID publicó un informe que resume ocho años de investigación sobre acidificación de los océanos.
Concluye que el proceso tiene muchos efectos negativos en los organismos marinos, que pueden no ser capaces de adaptarse lo suficientemente rápido como para sobrevivir en el futuro. El informe sugiere que los hallazgos constituyen un “caso sólido para limitar el cambio climático”.
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La absorción del dióxido de carbono directamente de la atmósfera puede legítimamente seguir siendo la principal amenaza para el pH del océano. Pero el nuevo estudio resalta otra manera menos obvia en la que el cambio climático podría amenazar la química del océano, lo que sugiere que frenar las emisiones de gases de efecto invernadero en realidad puede combatir la acidificación de los océanos de múltiples maneras.
Durante la COP23, miembros de la Alianza Internacional para Combatir la Acidificación Oceánica, que incluye los estados de California, Washington y Oregón (Estados Unidos); la provincia canadiense de Columbia Británica; y naciones como Fiyi y Suecia reafirmaron su compromiso de desarrollar planes de acción para limitar la acidificación.
Este texto fue escrito por Climatewire de E&E NEWS y apareció originalmente en Scientific American, puedes encontrar el original aquí.
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