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Éste es un artículo de opinión, su contenido expresa la postura de su autor Alistair Hobday.
La discusión pública sobre el cambio climático a menudo es más fuerte después de los eventos extremos, especialmente aquellos que rompen récords o causan una destrucción masiva. Nadie olvida el huracán Katrina o el huracán Iván.
Sus nombres, y el sistema de categoría utilizado para describir su gravedad, también ayudan a los pronosticadores para comunicarse con las comunidades afectadas.
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Pero las olas de calor marinas, eventos extremos de aguas cálidas en el océano que pueden durar muchos meses y extenderse a lo largo de miles de kilómetros cuadrados, carecen de convenciones para nombraras o categorizarlas.
La ola de calor marina más famosa, apodada The Blob en los medios, comenzó en 2014 y persistió durante 711 días en el noreste del Océano Pacífico, con temperaturas locales del mar que alcanzaron 2.56°C por encima del promedio.
Las aves y los mamíferos a lo largo de un extenso tramo de la costa del Pacífico murieron en gran número. Alrededor del mundo, otras olas de calor marinas han causado blanqueamiento masivo de corales y la pérdida de grandes hábitats submarinos, como los bosques de algas marinas. Como era de esperarse, se espera que el cambio climático intensifique estos eventos y exacerbe sus efectos.
The Blob, sin duda un nombre difícil de olvidar, ayudó a crear una conciencia generalizada sobre esta ola de calor marina. Pero no podemos llamar a todas las olas de calor marinas The Blob. Pronto nos confundiremos si este evento vuelve a ocurrir.
La mayoría de nosotros sabemos que el aumento de las temperaturas oceánicas traerá cambios sustanciales a los ecosistemas marinos y a las personas que dependen del océano para su alimentación y medios de subsistencia. En la actualidad, se ha prestado considerable atención a la comprensión de las consecuencias a largo plazo del cambio climático antropogénico en el océano.
Por ejemplo, ha habido muchos informes de cambios en las distribuciones de especies de peces y cambios en la abundancia. En el futuro, estos cambios podrían conducir a guerras mundiales de peces o dañar el valor de las pesquerías regionales, ya que las especies deseables son reemplazadas por nuevas variedades.
Las olas de calor marinas son los sistemas de alerta temprana para estos cambios a largo plazo. Dado el rango de impactos biológicos, económicos y políticos asociados con las olas de calor marinas intensas, necesitamos una convención de nomenclatura y una forma consistente de medir el tamaño de estos eventos, como es el caso de los huracanes.
Nombrar y categorizar las olas de calor marinas ayudará a los investigadores, comunicadores y al público a comprender mejor los cambios en el océano. Hoy en día, cada grupo de científicos de todo el mundo describe las olas de calor marinas de forma diferente, por lo que incluso la comparación de diferentes eventos puede resultar difícil.
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Colegas de un grupo de trabajo internacional sobre olas de calor marinas y yo, recientemente hemos propuesto una convención de nomenclatura simple basada en la geografía y el año para mejorar la conciencia científica y pública de estos eventos marinos.
Por lo tanto, The Blob se convertiría en la “Onda de calor marina del noreste del Pacífico 2015”, así sería obvio cuándo y dónde se produjo y así podemos distinguir cada evento en todo el mundo, facilitando la comparación y la comunicación.
También desarrollamos un esquema de categorización que es similar a los métodos utilizados para describir las olas de calor atmosféricas y los huracanes atmosféricos. Las definiciones de las olas de calor marinas de las Categorías I, II, III y IV se basan en el nivel en que la temperatura del agua supera los promedios locales.
Así como los huracanes aumentan y disminuyen en fuerza, también lo hacen las olas de calor marinas. El uso de este esquema ayuda a explicar por qué los impactos biológicos asociados con diferentes olas de calor marinas pueden variar ampliamente y proporciona una forma consistente de comparar los eventos. También podemos hacer informes en tiempo real, en lugar de esperar hasta el final de un evento.
Por ejemplo, The Blob fue una ola de calor marina de Categoría III, mientras que la ola marina de Western Australia 2011 alcanzó la Categoría IV pero fue más corta. Hemos utilizado este esquema para comparar más de 10 olas de calor marinas importantes en todo el mundo y para llevar a cabo un análisis global para buscar eventos no reportados, como los ocurridos fuera de la costa.
Usando esta definición y clasificación, descubrimos un aumento a largo plazo en la ocurrencia de todas las categorías de olas de calor marinas. En particular, los eventos de Categoría II han aumentado en un 24% en los últimos 35 años.
Si el cambio climático continúa calentando el océano, eventualmente deberíamos agregar eventos de Categoría V y VI en el futuro, en lo que será un mundo muy cálido e incómodo.
Pero también necesitamos entender cómo están cambiando los eventos extremos. Nombrar y clasificar las olas de calor marinas ahora está ayudando a otros a comparar y contrastar eventos en todo el mundo, y la investigación sobre el tema está aumentando rápidamente.
Para ayudar a los científicos y al público a comprender mejor los cambios que están ocurriendo a nuestro alrededor, también podemos considerar la denominación y categorización de otros eventos marinos que impactan la vida marina, como los pulsos de afloramiento y los eventos de desoxigenación.
Después de todo, como dijo Confucio, “El comienzo de la sabiduría es llamar a las cosas por su propio nombre”.
Este artículo apareció en Oceans Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre los océanos puedes suscribirte a la lista de correos de Oceans Deeply. |
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