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La temperatura global promedio de 2019 fue la segunda más alta registrada por el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), que depende de la Unión Europea (UE). El número quedó solo cuatro centésimas por debajo del año récord, 2016.
“Es innegable que se trata de señales alarmantes”, señaló respecto del informe, Jean-Noël Thépaut, director del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo de la UE.
Por supuesto, las señales ya estaban ahí. Julio pasado fue el mes más cálido registrado en 140 años, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA. En agosto, Antonio Guterres, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), decía en una conferencia de prensa:
“Siempre vivimos veranos calientes. Pero este no es el verano de nuestra juventud”.
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El jefe de la ONU se refirió a temperaturas récord en todos los continentes y al rápido derretimiento de hielo del mar Ártico como ejemplos de fenómenos naturales magnificados por el cambio climático.
En diciembre se sumaron a esta lista los incendios forestales en Australia, donde el fuego se propagó con facilidad gracias a las temperaturas extremas y la sequía, ambas amplificadas por el calentamiento global.
El sudeste australiano lleva más de tres meses de lucha contra los incendios, que ya se cobró 25 vidas y afectó a la fauna nativa. La superficie quemada es del tamaño de la isla de Irlanda y el humo llegó recientemente hasta Argentina.
El C3S informó también que los últimos cinco años fueron los más cálidos y que el período comprendido entre 2010 y 2019 fue la década más calurosa en sus registros. La ciencia ya demostró que cada medio grado de aumento de temperatura incrementa la frecuencia e intensidad de fenómenos canículas, tormentas, sequías e inundaciones.
La ONU señaló recientemente que para limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C, objetivo pactado en el Acuerdo de París de 2015, sería necesario disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 7.6% por año hasta 2030. Sin embargo, C3S confirmó que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera sigue en aumento. Según el balance anual del Global Carbon Project (GCP) publicado en diciembre, estas emisiones progresaron 0.6% en 2019.
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A este ritmo, la temperatura mundial podría llegar a un aumento de entre 4°C y 5°C a fines del siglo XXI respecto de la era preindustrial. Esto podría comprometer el futuro de las jóvenes generaciones. Pero incluso si todos los signatarios del Acuerdo de París respetaran sus compromisos de reducción de emisiones, el aumento podría superar los 3°C.
“Prevenir una disrupción irreversible del clima es la carrera de nuestras vidas y por nuestras vidas. Es una carrera que podemos y debemos ganar”, dijo Guterres en aquella conferencia.
En diciembre, al final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Madrid, el secretario general se había declarado decepcionado con los resultados y la falta de ambición de la comunidad internacional para mitigar el cambio climático.
Este texto apareció originalmente en La Nación, puedes ver el original aquí.
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