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El minimalismo, originalmente una tendencia arquitectónica que busca reducir las obras a lo esencial, se ha trasladado a otros ámbitos.
La idea es muy sencilla: menos es más, lo que aplicado, por ejemplo, a nuestra vida diaria significa reducir al máximo el uso y consumo de bienes materiales. Esta forma de estar en el mundo tiene efectos positivos sobre el medio ambiente e iniciativas ecologistas recientes, como el movimiento Zero Waste, son muy cercanas a ella.
Un estilo de vida minimalista prioriza lo simple sobre lo complejo y la calidad sobre la cantidad en contraposición a la cultura del consumismo extremo. El diseñador, escritor y conferenciante norteamericano Graham Hill reflexiona sobre ello en una de sus charlas TED:
“Nos hemos convertido en seres tan consumistas que cada vez necesitamos más espacio, lo cual, además, nos hace contraer grandes deudas y generar enormes huellas medioambientales. Pese a todo, nuestros niveles de felicidad siguen igual que hace 50 años”.
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Como defensor del minimalismo, Hill propone eliminar todo lo accesorio de nuestras vidas —aquellas cosas que nunca usamos— y pensar antes de comprar. Para alcanzar ese estilo de vida bueno para nosotros y para el medio ambiente en plena lucha contra el cambio climático, propone una fórmula de tres pasos que denomina “vida editada”:
En su blog, Intuit Mint, herramienta de gestión financiera con más de 20 millones de usuarios en el mundo, resume algunas de las claves para empezar a llevar una vida minimalista:
Compra calidad, no cantidad
El minimalismo no implica no comprar, sino hacerlo de forma más intencional y menos impulsiva. La clave es invertir en calidad para que los productos perduren. El precio será algo mayor, pero a largo plazo se ahorra al recortar el número de compras frecuentes, además de reducir la cantidad de residuos.
Digitaliza todo lo que puedas
Si eres un gran amante del cine, la música o la literatura, considera la posibilidad de digitalizar tu colección. Además de ahorrar espacio en tu hogar, te asegurarás encontrar siempre lo que buscas. Si te gusta sentir físicamente las experiencias, las bibliotecas, las salas de cine o de conciertos son una gran alternativa.
Elimina sin miedo
A veces cuesta deshacerse de las posesiones materiales, pero es un paso necesario. Eso sí, prescinde solo de las cosas que no necesites. Para empezar, identifica qué cosas tienen un propósito y cuáles no. Las que no aporten valor, recíclalas o véndelas para otorgarles una segunda vida.
Investiga cómo reutilizar
Considera qué objetos pueden cambiarse por otros que no sean de un solo uso, por ejemplo, una botella de cristal por una de plástico o una taza de cerámica en vez de un vaso de plástico. De hecho, los plásticos de un solo uso tienen los días contados, así que cuanto antes te acostumbres mejor.
Dale un sitio a cada cosa
Toca ser creativo con el almacenaje y organizarlo todo asegurándote de que guardas solo lo imprescindible y de que lo haces en el lugar adecuado. Si ves que te falta espacio para ciertas cosas o que pasado un tiempo no las has usado, quizás haya llegado el momento de reconsiderar si realmente las necesitas.
Independientemente del motivo que te lleve a adoptar un estilo de vida minimalista, este tiene unos efectos positivos innegables tanto sobre las personas como sobre el medio ambiente. Entre los primeros, la revista Forbes señala los siguientes:
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El minimalismo lleva implícitas una serie de obligaciones no escritas que impactan positivamente en el medio ambiente:
Este texto apareció originalmente en Iberdrola, puedes ver el original aquí.
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