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Éste es un artículo de opinión, su contenido expresa la postura de su autora Kathleen McGinty.
Un video reciente capturado por pescadores en el Canal Inglés (Canal de la Mancha) muestra una lucha terrible: los barcos de pesca franceses e ingleses se embisten entre sí, los miembros de la tripulación gritan de rabia y lanzan bombas de humo desde sus cubiertas.
No es una escena de una película pirata, sino un choque moderno de pescadores sobre las vieiras que salpican el fondo marino del Canal de la Mancha, esperando ser reclamadas.
Se están peleando por un desacuerdo sobre a quién se le debería permitir cosechar este recurso natural limitado y valioso, y cuándo.
Si bien esta pelea no fue impulsada directamente por el cambio climático, lamentablemente es el tipo de conflicto que se verá mucho más en los próximos años debido a un clima cambiante que está afectando a cuántos peces hay en el mar, dónde viven y quiénes pueden darse el lujo de cosecharlos.
Los pescadores de todo el mundo ya están sintiendo el impacto del calentamiento de los océanos a medida que los peces se trasladan y la mala gestión continúa. Y si no se hace nada, los científicos predicen que el 80% de las poblaciones de peces del mundo correrán un grave riesgo de colapso en la próxima década.
Pero un nuevo estudio muestra que se tiene la oportunidad de evitar uno de los peores desastres económicos, ambientales y sociales a enfrentar por los impactos del cambio climático.
El estudio, realizado por científicos líderes de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB), el Fondo de Defensa Ambiental (EDF), el Centro Nacional para el Análisis y Síntesis Ecológicos y la Universidad de Hokkaido, muestra que se tiene una oportunidad única para adelantarse a la curva del clima cuando se trata de peces y de quienes dependen de ellos.
Pero solo si más naciones comienzan a manejar la pesca de manera sostenible, trabajan juntos en el cambio de acciones y establezcan políticas que cumplan con los compromisos acordados en el Acuerdo Climático de París para evitar un calentamiento global ruin.
Tomar esas medidas significa que se puede aumentar la cantidad de peces en el mar en casi un tercio, al mismo tiempo que se proporcionan 25 mil millones de alimentos adicionales y se aumentan las ganancias para las comunidades pesqueras en $14 mil millones para 2100.
Los impactos de la inacción también son claros. Miles de millones de personas confían en el pescado como una fuente importante de proteínas, y en este momento 845 millones de personas se enfrentan a una malnutrición grave en todo el mundo, en parte debido a pesquerías mal administradas.
La mayoría de las naciones pesqueras no responden lo suficientemente rápido como para generar cambios y los programas de manejo exitosos a través de las fronteras nacionales son relativamente raros.
Incluso si se consigue una gestión adecuada, todavía habrá ganadores y perdedores, ya que las aguas cálidas significan que los peces se moverán desde el ecuador hasta los polos. Esto probablemente dejará a las naciones más pobres y ecuatoriales con menos peces, precisamente aquellas naciones que necesitarán más este recurso en los próximos años a medida que aumenten las poblaciones.
Lo bueno es que la sobrepesca es uno de los desafíos ambientales más solubles a los que nos enfrentamos. Estudios han demostrado que muchas pesquerías pueden recuperarse de la pesca excesiva en tan solo 10 años con las políticas adecuadas.
Pero se necesita que los países trabajen juntos para gestionar sus recursos naturales. La cooperación entre Chile, Perú y Ecuador es un ejemplo de ello, ya que lidian con los cambios en las poblaciones de peces debido en parte al cambio climático.
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Científicos y funcionarios de los tres países están trabajando de manera cooperativa para comprender mejor las nuevas realidades administrativas de un clima cambiante y sentar las bases para una mayor cooperación entre estas importantes naciones pesqueras. Se necesita que más países trabajen juntos o se verá un aumento en el tipo de conflicto que se está desarrollando en el Canal de la Mancha.
Hay que tomarse un momento para pensar qué tipo de conflictos podrían enfrentar las miles de pesquerías del mundo si no actuamos. Luego hay que comparar eso con los muchos beneficios que se podrían obtener si se traza el rumbo correcto hoy.
¿Qué futuro quieres?
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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