El uso de la madera para un futuro sostenible
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- Escrito por DW - Foto por sl-f/Gettyimages
El mundo necesita madera para un futuro bajo en carbono. Debería reemplazar el hormigón, el acero, los combustibles fósiles y los plásticos. ¿Pero hay suficiente madera para todos?
Kvennefelt lleva trabajando más de 20 años en los bosques que rodean la ciudad de Växjö, al sur de Suecia. Cuando empezó, este tipo de decisiones se tomaban en su mayoría por los trabajadores forestales. Hoy en día, sin embargo, las altas tecnologías desempeña un papel cada vez más relevante en la industria.
“La computadora se asegura de que cada aserradero obtenga exactamente lo que quiere”, explica. Y lo que los aserraderos y fábricas de celulosa de todo el mundo quieren es más y más madera.
Según las últimas cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (conocida como FAO), la producción forestal mundial alcanzó niveles récord en 2018, un 11 por ciento más que el año anterior.
“Estamos observando una creciente demanda de casi todos nuestros productos”, señala Göran Örlander, responsable para la planificación estratégica de Södra, la mayor asociación de propietarios de bosques de Suecia. “En este momento, la demanda más apremiante es la de biocarburantes. Todo el mundo quiere reemplazar los combustibles fósiles por biocombustibles”.
Durante un tiempo, se dio por hecho que la quema de madera era prácticamente neutra en carbono si los bosques se reponían a la misma velocidad que se talaban para su combustión.
En Suecia, la cantidad de madera en los bosques casi se ha duplicado de 1,600 a 3,500 millones de metros cúbicos desde 1930.
Sin embargo, voces críticas se preguntan si esto es cierto para todos los países que afirman suministrar madera sostenible. Algunos países están alimentando el actual auge de los combustibles de biomasa a partir de los bosques existentes, en lugar de las plantaciones gestionadas de forma sostenible.
Los críticos también llaman la atención sobre los compuestos de carbono emitidos por el suelo de los bosques deforestados, así como sobre las emisiones que se producen durante la tala y el procesamiento de los productos de madera.
En una carta dirigida a varios representantes e instituciones de la Unión Europea (UE) en 2017, doscientos científicos cuestionaron la posición europea de tratar la biomasa de madera para la producción de energía como un combustible renovable.
Por el contrario, la organización comercial Industrias Forestales Suecas, afirma que los árboles de su país capturan y almacenan una cantidad neta de 48 millones de toneladas de CO2 al año a medida que crecen, mientras que otros siete millones de toneladas se almacenan en productos de larga duración hechos de madera sueca. En conjunto, eso sería suficiente para que Suecia fuera neutra en cuanto a su emisión de carbono.
Recurso limitado
Pero hay pocos países en una situación similar, según el profesor Johan Bergh, que dirige el departamento de silvicultura de la Universidad de Linnaeus, en Växjö, a pocos pasos de las oficinas de Södra.
“Globalmente, no creo que los recursos forestales sean suficientes”, confiesa Bergh a DW. En particular, no son suficientes para abastecer a la industria del transporte con bioetanol o biodiesel derivados de la madera. “Se necesitarían muchos bosques para reemplazar los combustibles fósiles en los vehículos. En el caso de Suecia, la mitad de los bosques de reciente crecimiento, y por supuesto a escala mundial mucho más”, añade.
Otros sectores industriales también están mostrando un interés cada vez mayor en la madera como recurso. Södra se ha asociado con la aerolínea holandesa KLM para explorar la viabilidad de producir combustible de aviación a partir de biomasa forestal. Además, también está trabajando con la aerolínea escandinava SAS en los planes para una planta piloto de biocombustibles en el norte de Suecia.
Los envases de bioplástico, que dependen de las fibras de madera, actualmente representan el uno por ciento de la producción total de plásticos. Pero se espera que aumente en los próximos años. Los estudios de arquitectura también quieren reemplazar el hormigón y el acero con alto contenido de carbono por madera contrachapada lo antes posible. Por otro lado, las fibras de madera ya representan alrededor del seis por ciento de la producción textil.
Cuando se emplea madera, por ejemplo en la construcción de edificios, el carbono se saca del ciclo del carbono y se almacena durante todo el tiempo que el edificio está en pie.
Pero duplicar el uso de madera en edificios, muebles y otros productos reduciría, en lugar de aumentar, la cantidad de carbono secuestrado en todo el mundo, incluso si se hiciera todo lo posible por maximizar la cubierta forestal mundial. Este es el resultado preliminar de un estudio conjunto de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE) y de la FAO sobre los futuros escenarios de oferta y demanda.
“El aumento de carbono en productos madereros, proyectado en este escenario, no sería suficiente para compensar la pérdida de carbono de la biomasa, ya que el aumento de las extracciones agota las reservas forestales”, escribieron los autores.
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También hay límites en el uso de la madera para el calor y la energía.
En 2010, el proyecto EUwood, dirigido por la Universidad de Hamburgo, advirtió que “aunque se apliquen todas las medidas para aumentar el uso de madera”, en 2020 la UE tendría dificultades para satisfacer la demanda de madera de fuentes domésticas y cumplir sus objetivos en materia de energía renovable.
Ya en 2018, la UE estaba complementando su consumo de pellets de madera con importaciones por valor de ocho millones de toneladas. Algunos conservacionistas sostienen que el uso de biomasa por parte de los Estados miembro está impulsando la deforestación y aumentando los niveles de dióxido de carbono.
Erik Tellgren, director ejecutivo de Växjö Energy, una planta sueca combinada de electricidad y calefacción, no está preocupado por el suministro. La planta se convirtió en una instalación de biomasa 100 por cien en diciembre de 2019. Tellgren dice que los propietarios de bosques actualmente dejan pudrirse la mayoría de las ramas y copas de los árboles que talan.
“Todavía hay un potencial para al menos el doble de la cantidad de residuos en el bosque, que hoy en día simplemente permanecen allí”, señala.
También hay otros cambios que crearían espacio para la expansión de la cubierta forestal mundial. Rod Taylor, Director Mundial del Programa de Bosques del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), cree que un cambio en la dieta mundial, con un menor consumo de carne permitiría la replantación de enormes áreas de pastos marginales.
“La verdadera productividad vendrá de la plantación en países donde la madera crece rápido, como Brasil”, argumenta. “Si se plantan árboles en tierras de pastoreo con alta erosión y baja productividad, se podría eliminar mucho carbono del aire”, explica. Bergh cree que sería posible al menos duplicar la cubierta forestal en los principales países exportadores como Suecia, Canadá y Rusia, aumentando al mismo tiempo la producción.
Pero incluso de esta manera sería improbable satisfacer la creciente demanda. Ahora mismo hay muchas industrias que han puesto el foco en los bosques para buscar su futura materia prima neutra en carbono.
Este texto apareció originalmente en DW, puedes ver el original aquí.