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El Vaticano lleva tiempo trabajando para cumplir el compromiso ambicioso del papa Francisco de reducir a cero las emisiones netas del pequeño Estado antes de 2050 con la instalación de paneles solares, el empleo de coches eléctricos o luces de bajo consumo, iniciativas con las que quiere enviar un mensaje al mundo.
Y es que la “conversión ecológica” a la que ha invitado el papa Francisco con su encíclica “Laudato si’” comenzó hace ya tiempo con, por ejemplo, la instalación en 2008 de paneles solares en el techo de uno de sus principales y más modernos edificios: el Aula Pablo VI, donde se celebran las audiencias y actos del papa y con capacidad para más de 6,000 personas.
El ingeniero Roberto Mignucci, jefe de la oficina de Laboratorios e Instalaciones de la Ciudad del Vaticano, acompañó a EFEverde a uno de los lugares más inaccesibles del pequeño Estado: el techo ondulante del Aula Pablo VI diseñada por el arquitecto Pierluigi Nervi, quien ya dispuso en su proyecto la posibilidad de colocar paneles solares.
La impresionante y moderna instalación que destella ante el mármol de los cinco siglos de la basílica de San Pedro “está compuesta de 2,200 placas fotovoltaicas activas y 2,200 pasivas que funcionan como reflectores de la luz y que producen una potencia de 215 kw y permiten un ahorro de 250,000 kilogramos de C02 al año”, describe Mignucci.
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La energía producida en este edificio se vierte íntegramente en la red interna del Vaticano y cubre totalmente la energía para iluminación y climatización que se necesita durante los actos del papa. Por el momento, explican, sólo se he podido realizar esta instalación de energía solar, sobre todo porque el resto de edificios no lo permite por su alto valor artístico y dificultad arquitectónica.
Pero, el Vaticano ha continuado su transición ecológica y otra de las novedades introducidas ha sido la de renovar su flota de vehículos con coches eléctricos y la instalación de columnas de recarga por todo el territorio vaticano. Por el momento hay 10 columnas de recarga instaladas. Todo un récord para un país de medio kilómetro cuadrado.
El recorrido continúa con un coche eléctrico en los silenciosos jardines vaticanos, que constituyen casi la mitad del territorio de la Ciudad del Vaticano, y donde también se han logrado avances importantes en la optimización del uso de los recursos hídricos, con el circuito cerrado en las fuentes y además la eliminación de todos los pesticidas y fertilizantes de origen químico.
También se han instalado en edificios como el del Archivo vaticano vidrios dobles, ventanas de bajo consumo energético, mamparas solares que no permiten la introducción de la carga térmica en el entorno y ahorro de energía de refrigeración.
En los edificios históricos es difícil actual externamente, pero el Vaticano realizó en 2014 una importante intervención en la iluminación en la Capilla Sixtina sustituyendo la anterior por led, lo que supuso una reducción del 60% en los costes energéticos y las emisiones de gases de efecto invernadero y una ralentización del envejecimiento de los frescos.
Además, explica Mignucci, también se cambió la iluminación de la basílica de San Pedro, con luces led que requieren una potencia de 12w contra los 70w instalados anteriormente, y para la plaza con un ahorro de energía del 70%.
¿Se conseguirá el objetivo de emisiones cero en 2050?. El director de la Dirección de Infraestructura y Servicios de la Ciudad del Vaticano, el español Rafael García de la Serrana Villalobos, afirma en una entrevista con EFEverde que se trata de “un objetivo ambicioso, aunque hay muchos años y mucho trabajo por delante“. Se declara optimista en conseguir el resultado porque se lleva trabajando “muchos años en el cuidado del ambiente y para reducir las emisiones”.
“El anuncio del papa nos ha impulsado a continuar los proyectos ya empezados y a renovarlos. Por ejemplo, a seguir apostando por las energías renovables, disminuir el consumo de energía, implementar las tecnologías limpias con proyectos como el de la movilidad eléctrica y los puntos de recarga, con el que tenemos un margen de crecimiento enorme”, explica.
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Otro ámbito del modelo sostenible que quiere aplicar el Vaticano es el de “la economía circular y la idea y filosofía es que los residuos no son un deshecho, sino un valor que tenemos que aprender a reutilizar” y asegura que ya se está empezando a aplicar “los residuos sanitarios como fuentes de energía”.
Para ello, el Vaticano ha instalado entre sus muros un ecocentro al que se llevan todos los residuos que vienen tratados para facilitar su reutilización. “Y cada año aumenta lo que estamos capaces de reutilizar”, asegura García de la Serrana.
La diferenciación de los residuos alcanzó en 2016 el 46%; el 65% en 2020 y el objetivo es lograr para 2023 el 75% y el 99% en el caso de residuos especiales.
“Además, la central térmica del Vaticano se cambió por una de alto rendimiento y se cambiaron todas la subcentrales térmicas, se han renovado las cabinas eléctricas de media tensión y desde 2019 está garantizada que toda la electricidad que llega viene de energías renovables”, asegura.
García de la Serrana explica que el valor que aporta este modelo medioambiental del Vaticano al mundo es pequeño, pero sobre todo cuenta el mensaje.
“Nuestros numeros aportan poco, pero lo que aportamos es capacidad de colaboración. Muchos de estos proyectos los hemos hecho con empresas diferentes del Vaticano y nos llena de satisfacción estas colaboraciones. El papa con su encíclica ha movido a las personas a colaborar”, señala. Y más importante de lo que hace el Vaticano, agrega, “es impulsar fuera la preocupación por el ambiente”.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes ver el original aquí.
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