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En los más de 5,000 kilómetros que Argentina se extiende de norte a sur cuenta con una gran radiación solar en la zona de Cuyo, vientos furiosos en la Patagonia, largos y caudalosos ríos y una interminable costa atlántica. Pero la ausencia de voluntad política y una fuerte tradición petrolera retrasaron un desarrollo que hoy, al fin, parece iniciarse con la puesta en funcionamiento del primero de los 59 proyectos que ya están aprobados; una planta de biogás en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
El camino se inició con la primera licitación realizada por el Gobierno argentino, en el marco del Programa Renovar, que superó ampliamente las expectativas. Los 1,000 megavatios ofertados subieron hasta los 2,400. Otra variable que ayudó al arranque fue el precio del megavatio, que ronda los $57. Y fue fundamental la sanción de una ley en 2015, que estableció que para fines de este año el 8% del consumo de energía eléctrica industrial deberá ser de fuentes renovables.
El diario El País dialogó con Sebastián Kind, subsecretario de energías renovables de la Nación, quien reconoció que “con todos los planes que están en marcha, igual será difícil llegar al 8% del 2018″.
“Los plazos que se tomó el Congreso fueron muy largos. Nos hubiese encantado que se haya hecho en menos tiempo y poder cumplir con el objetivo, que seguramente se complete unos meses después, asumo que en marzo de 2019. Hoy muchos proyectos ya están en construcción y el mercado celebra la velocidad de este desarrollo”, dice. Según el Ministerio de Energía y Minería de Argentina, se esperan inversiones por más de $4,000 millones entre 2016 y 2017, y para el 2018 se calcula que la eólica y solar podrían sumar la adjudicación de 3,000 megavatios.
“Esto es mucho mas que el envión inicial”, se entusiasma Kind, “a un año y medio no es algo que quedó en un anuncio sino que se ve la constancia del trabajo. Estamos iniciando la segunda ronda de licitaciones y tenemos el último documento normativo que nos faltaba para regular las contrataciones. En algunas semanas, sale la resolución final del mercado privado, es decir la posibilidad de contratos entre grandes usuarios y generadores”.
Uno de los objetivos es avanzar hacia el uso de energías renovables en la red domiciliaria. En ese sentido, el proyecto de ley que busca “limpiar” la red eléctrica pública y que está por discutirse en el Congreso advierte que cada usuario inyectará su excedente de energía a la red, obteniendo beneficios directos.
Más allá de la lógica mirada ambiental, Kind se encarga de subrayar los beneficios en términos de rentabilidad:
“Hay una cuestión vinculada a la responsabilidad corporativa, el marketing y el ser verde, pero las renovables no son sólo eso, también son una alternativa económicamente conveniente. Por eso la oportunidad es única”.
También lo es en términos laborales, incluso desde una mirada global. La solar fue el tipo de energía renovable que contribuyó con más empleos en el mundo, creciendo un 11%. La eólica, por su parte, registró un crecimiento récord, que redundó en una suba de las ofertas de empleo que alcanzó a 1,1 millones de personas. Según la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader), el sector podría crear más de 60,000 puestos de trabajo en los próximos cinco años, tanto en la construcción e instalación de plantas, como en su operación y mantenimiento.
“Argentina en materia de renovables esta empezando después, 20 años después que Europa y 10 años después que los países de la región”, advierte Eugenia Testa, de la consultora especializada Línea Verde. “Debido a antecedentes en países como España, que tuvo un boom al principio y luego se estancó por el sistema tarifario implementado, se busca introducir de a poco estas nuevas fuentes para ir midiendo el interés a medida en que avance la política, aunque hasta el momento se ve un interés real de todo el arco político del Congreso”, argumentó.
Consultado acerca del mercado a término, todavía en proceso de reglamentación, indicó:
“Es un número más en la ecuación económica a la hora de decidir si invertir o no en Argentina, en función de una conveniencia de costos. Quien compra hoy energía a $80 o $90, la va a poder comprar más barata y la mayoría de las compañías no se vuelven a las renovables solamente para un fin romántico, sino que tiene que ver una condición absolutamente económica y de conveniencia; en ese sentido, las renovables han demostrado competir con la misma eficacia que la energía tradicional”.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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