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La reconstrucción de las islas caribeñas de Dominica y Barbuda, devastadas por los huracanes Irma y María, es una oportunidad para “reconstruir mejor” y limitar el impacto de futuros desastres, dijo la subsecretaria general de la ONU, Jessica Faieta.
A medida que el huracán Irma avanzaba hacia la isla de Barbuda, todos los 1,800 residentes fueron evacuados a la isla vecina de Antigua, pero la tormenta destruyó la mayor parte de sus edificios y destrozó el sector agrícola. En Dominica, el huracán María dejó 15 víctimas y afectó a la mayor parte de la población de 73,000 habitantes de la pequeña isla.
Los esfuerzos de recuperación se centran ahora en proporcionar ayuda a las personas en refugios, restaurar la energía y limpiar los escombros. Pero en las próximas semanas, a medida que los esfuerzos se centran en la reconstrucción, la planificación y la inversión deben enfocarse en reconstruir mejor, incluyendo la construcción de hogares, comisarías y edificios gubernamentales que puedan ser más resistentes a los huracanes.
“Al ver el nivel de devastación, obviamente se vuelve extremadamente importante en el Caribe, reconstruir con estructuras eficientes y resistentes”, dijo Faieta, que también encabeza el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en América Latina y el Caribe.
Los fenómenos climáticos, relacionados con el cambio climático, como los huracanes y las inundaciones, ocurrirán con mayor frecuencia.
“Vamos a ver más de estos desastres… tal clima va a convertirse en la norma en lugar de la excepción”, dijo Faieta a la Fundación Thomson Reuters.
Ella dijo que el PNUD tiene como objetivo capacitar a las personas, particularmente a las mujeres, sobre cómo reparar y reconstruir casas más seguras, incluyendo cómo construir columnas, cimientos y techos más resistentes a los vientos fuertes.
En el caso de Barbuda, una “isla que se tiene que construir desde cero”, conseguir una planificación urbana adecuada, es vital para limitar el potencial de daño de futuros huracanes, dijo Faieta. Esto incluye la construcción de refugios y áreas de almacenamiento de alimentos, agua y semillas en lugares seguros, lejos de las zonas propensas a inundaciones, comentó.
La mejora de los sistemas de alerta temprana también es importante, dijo. Esto incluye proveer a las comunidades con tecnología de telefonía celular para decirle a la población dónde pre-posicionar alimentos y semillas antes de un huracán y mapear áreas de inundación.
En Dominica, una isla montañosa, la reforestación será también importante para disminuir el riesgo de deslizamientos provocados por fuertes lluvias. Según la ONU, el huracán María “totalmente diezmó” el sector agrícola de Dominica, y la reconstrucción podría incluir la introducción de cultivos, como el aceite de palma, que son más resistentes a los vientos fuertes.
Con los costos de reconstrucción para los países del Caribe estimados en miles de millones de dólares, Faieta dijo que sus economías (a menudo muy endeudadas y dependientes del turismo, la pesca y la agricultura) necesitan ayuda en la creación de un fondo regional de seguros de emergencia para suavizar el impacto de los desastres.
“Tiene que haber algún tipo de financiamiento para ellos”, dijo Faieta. “Simplemente no es realista que los recursos internos cubran algo como esto”.
El Banco de Desarrollo del Caribe, con sede en Barbados, ha hecho donaciones y préstamos de emergencia a los países miembros para ayudar a cubrir los costos inmediatos a raíz del huracán Irma.
El huracán Irma y otros huracanes este año también han desencadenado pagos de casi $51 millones de la Facilidad de Seguros de Riesgo de Catástrofes del Caribe (CCRIF SPC), incluyendo un pago de $19 millones a Dominica.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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