¿Qué tan responsable es cada país cuando sucede un evento climático extremo?
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente Inside Climate News - Foto por AP / Voa
Cuando ocurre una ola de calor dañina, ¿cuánta responsabilidad tienen los principales países emisores de gases de efecto invernadero? Es una pregunta que los científicos dicen que están cada vez más cerca de responder a nivel de país por país.
Durante la COP23, un equipo de científicos publicó un método para estimar cómo las cuotas individuales de emisiones globales de gases de efecto invernadero, a lo largo del tiempo, contribuyeron al riesgo de eventos climáticos extremos específicos como las olas de calor, que ocurren en otros países.
La capacidad de conectar el riesgo de eventos extremos individuales con el cambio climático todavía está en desarrollo, pero la técnica que los científicos describen, juega un problema entre naciones ricas y pobres.
La responsabilidad por las emisiones de gases de efecto invernadero que han elevado las temperaturas globales es una de las cuestiones más polémicas en el escenario internacional, especialmente para los países menos desarrollados que han contribuido poco a las emisiones históricas, pero que ven un daño desproporcionado por el aumento del nivel del mar y el clima extremo por el calentamiento global.
En su estudio, los científicos de World Weather Attribution y del Centro para el Clima Internacional y la Investigación Ambiental, describen que las nuevas técnicas “hacen posible asignar eventos extremos al cambio climático inducido por el hombre y las emisiones históricas”, y “permiten que a las pérdidas y daños asociados con tales eventos se les asigne una responsabilidad a nivel nacional”. El artículo revisado por pares fue publicado en la revista Nature Climate Change.
Abordar el desequilibrio está implícito en el Acuerdo Climático de París. Si bien el acuerdo descarta asignar responsabilidad a nivel estatal, la nueva investigación puede ayudar a guiar las discusiones sobre cómo ayudar a los países pobres a lidiar con los impactos del clima, dicen los científicos.
Ejemplo
Los científicos utilizaron la ola de calor del 2013-14 en Argentina como un ejemplo de cómo podría funcionar el proceso. Investigaciones previas mostraron que el cambio climático causado por los humanos hizo que la ola de calor fuera 400% más probable. El nuevo estudio calculó el cambio en la frecuencia de este evento atribuible a las emisiones de gases de efecto invernadero de un país o región.
En general, la ola de calor en Argentina tuvo una probabilidad de 1 en 12 de ocurrir cuando se tienen en cuenta todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, cuando las emisiones de la Unión Europea se restan del total mundial, el riesgo cae a una probabilidad de 1 en 15. La diferencia sugiere que las emisiones de la UE por sí solas aumentaron el riesgo de la ola de calor en un 37%, dicen los científicos.
Se descubrió que las emisiones de Estados Unidos, usando el mismo tipo de cálculo, aumentaron el riesgo de la ola de calor en un 34%, mientras que China e India (que tienen menores emisiones históricas) aumentaron el riesgo en un 21% y un 18%, respectivamente. Los investigadores dijeron que su método es particularmente apto para las olas de calor, que se han relacionado fuertemente con el calentamiento general causado por los humanos.
La ciencia como guía
La investigación no debe interpretarse como un ejercicio de señalización, dijo la autora principal Friederike Otto, del Environmental Change Institute de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Más bien, dijo, esa ciencia puede ser parte de una discusión moral y ética sobre cómo abordar con justicia la responsabilidad por los impactos del cambio climático, incluyendo pagar los costos de la mitigación de desastres después de eventos extremos, o prepararse para cambios de inicio lento como el aumento del nivel del mar.
Durante las conversaciones sobre el clima, esos temas están disponibles para discusión bajo una vía de negociación que no tiene fecha límite. Acordar los métodos es un paso inicial importante, dijo Otto.
“Nos permite obtener una imagen realista de lo que significa el cambio climático”, dijo. “No todos los desastres que ocurren pueden ser atribuidos al cambio climático, pero al mismo tiempo, el cambio climático tiene un impacto real hoy. Esto también nos permite descifrar dónde realmente ha aumentado el riesgo debido a las emisiones históricas”.
En lugar de proporcionar combustible para la indignación por los impactos climáticos, dijo que la información puede ayudar a proporcionar evidencia de reclamos válidos de daños. “Entonces debería ser útil para ambas partes”, comentó.
Otto y sus coautores del Centro para el Clima Internacional y la Investigación Ambiental en Noruega dejaron en claro que su documento solo describe un par de formas de asignar partes de responsabilidad para los impactos del cambio climático, como un punto de partida para las discusiones. Mucho depende de lo que se cuente y desde cuando comience a contarlo: la contribución a eventos particulares de países específicos varía, por ejemplo, si se agregan los efectos de atrapamiento de calor de los gases refrigerantes industriales y comerciales.
Responsabilidad climática y su legislación
No hay duda de que muchos países menos desarrollados necesitarán ayuda para pagar el daño causado por las poderosas tormentas u otros eventos climáticos extremos; y el mundo ha estado más o menos de acuerdo en que la carga debe ser compartida.
“En términos generales, todos están de acuerdo en que hemos creado un entorno con un clima de mayor riesgo para los países menos desarrollados”, dijo la abogada Lindene Patton, experta en gestión de riesgos y resiliencia climática del Earth and Water Group. “El Acuerdo de París generalmente contempla, de alguna manera, la inversión en el desarrollo de las economías de manera más resistente al cambio climático. Pero el acuerdo también especifica que” las atribuciones no serán la base para las discusiones sobre pérdidas y daños”.
Los negociadores se han acercado cautelosamente al tema de cómo dar cuenta de la pérdida y el daño provocados por el cambio climático porque las disensiones entre los países involucrados en las negociaciones podrían interrumpir el proceso general.
Fuera del marco de las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas, los estudios de atribución del clima también podrían desarrollarse en el ámbito legal, dijo Patton.
En un estudio publicado en agosto, Patton y dos coautores concluyeron que la ciencia está “mejorando nuestra capacidad de detectar la influencia humana en eventos climáticos extremos. Por implicación, las obligaciones legales del gobierno, las empresas y otros para manejar los daños previsibles se amplían y puede conducir a más litigios sobre el cambio climático”.
Otto dijo que no cree que la ciencia desate una avalancha de demandas disruptivas. En todo caso, podría ayudar a informar a los tribunales que ya enfrentan casos ambientales complejos, dijo.
“Creo que los tribunales luchan con este tipo de evidencia principalmente porque no hay un protocolo autorizado que diga que este tipo de ciencia es correcta”, señaló. “Pero…puede que en un futuro no tan lejano, los tribunales puedan evaluar si la ciencia es sólida”.
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Puede pasar un tiempo antes de que llegue ese día, dijo Michael Gerrard, director del Centro Sabin para la Ley de Cambio Climático en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), señalando que aún no se han tomado decisiones judiciales basadas en la atribución de emisiones. Puede haber un marco emergente de legislación climática, pero todavía está en una etapa inicial.
Tampoco hay un tribunal internacional reconocido en el que un país pueda demandar a otro por las emisiones, dijo. Los países disfrutan de inmunidad soberana y solo pueden ser responsables si aceptan ser demandados. “No veo una demanda exitosa”, comentó.
El nuevo estudio ajusta la ciencia de larga data sobre la atribución de emisiones, dijo el científico del clima James Hansen, quien es parte de una demanda ciudadana que desafía la aprobación del gobierno noruego para la perforación en el mar de Barents. Su nieta, Sophie Kivlehan, es una de las demandantes que lleva al gobierno federal ante los tribunales en el caso del clima infantil.
El estudio “sirve como una advertencia para los nuevos países en desarrollo, sobre la desventaja de quemar una gran cantidad de combustibles fósiles para su crecimiento; probablemente sea mejor la energía limpia”, dijo.
Este texto apareció originalmente en Inside Climate News, puedes encontrar el original en inglés aquí.