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Durante décadas hemos estado culpando al smog que sale de los tubos de escape de los vehículos, pero una nueva investigación encuentra que los productos de consumo como cosméticos, jabones, pinturas y pesticidas ahora rivalizan con las emisiones de los automóviles como la principal fuente de contaminación atmosférica en las ciudades.
Un estudio dirigido por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) descubrió que aunque el 95% del petróleo crudo termina siendo quemado en los motores de los vehículos, el 5% restante es de los productos químicos para el hogar, el cual podría estar causando la misma cantidad de daño a nuestros pulmones y cultivos.
La investigación se centró específicamente en la contaminación del aire en el área de Los Ángeles (Estados Unidos), que durante mucho tiempo se pensó que estaba obstruida por el smog creado por el abundante tráfico de la región. Encontró que en el caso de partículas diminutas que dañan los pulmones, las emisiones que las crean en la atmósfera provienen de productos químicos sobre los vehículos por un factor de dos a uno.
“A medida que el transporte se vuelve más limpio, esas otras fuentes se vuelven más y más importantes”, dijo el científico de la NOAA Brian McDonald, autor principal del estudio publicado en la revista Science. “Las cosas que utilizamos en nuestra vida cotidiana pueden afectar la contaminación del aire”.
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Parte de la razón de la contribución de los productos cotidianos tiene que ver con la forma en que se utilizan.
“Los productos químicos volátiles que se usan en disolventes comunes y productos para el cuidado personal están diseñados para evaporarse. Usas perfume o usas productos perfumados para que tú o tu vecino puedan disfrutar el aroma”, explicó la coautora y científica Jessica Gilman (NOAA).
McDonald estima que el 40% de las sustancias químicas conocidas como compuestos orgánicos volátiles (COV) de cosméticos, jabones y pinturas se dispersan en el aire donde reaccionan en la atmósfera para formar los contaminantes dañinos.
“Las concentraciones son a menudo diez veces más altas en interiores que en exteriores”, comentó el coautor Allen Goldstein de la Universidad Berkeley en California.
Los investigadores dicen que la nueva evaluación de lo que estamos respirando en las ciudades muestra que los esfuerzos para limpiar las emisiones de los automóviles han funcionado, pero que ahora deberían ampliarse para abordar los contaminantes que guardamos en nuestros hogares también.
Este texto apareció originalmente en Forbes, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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