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La riqueza global puede reducirse en más de un 10% durante este siglo si se incumplen los objetivos acordados por los 195 países en el Acuerdo de París para controlar el aumento de las temperaturas, según un estudio divulgado por la revista Nature.
Científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, han analizado la correlación entre el Producto Interno Bruto (PIB) de los países y los cambios de temperatura en los últimos cincuenta años, y han proyectado a partir de esos datos el impacto económico de diversos escenarios climáticos.
En sus conclusiones, destacan los beneficios de limitar el calentamiento a 1.5°C respecto a los niveles preindustriales, el objetivo más ambicioso que se acordó en la capital francesa el 12 de diciembre de 2015.
Si se logra esa meta, el mundo será un 3% más rico que si la limitación es de 2 grados, el objetivo más general que se marcó en el Acuerdo de París.
En términos absolutos, cumplir los objetivos más ambiciosos del pacto, en lugar de quedarse en la meta más modesta, aportaría más de $30 billones adicionales al PIB mundial, según el estudio.
Con todo, Marshall Burke, el profesor de Stanford que ha coordinado el trabajo, resaltó que los compromisos adquiridos hasta ahora por los países individuales no permitirían cumplir ninguno de esos dos objetivos.
Por el contrario, el calentamiento global se situaría este siglo en unos 3°C si persiste la situación actual.
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Ese escenario cercenaría entre el 5% y el 10% de la riqueza global durante este siglo, comparado con una limitación de 2°C, según Burke, que sostiene que el Acuerdo de París se firmó sin haber calculado las consecuencias económicas de cada peldaño del calentamiento global.
“Lo que nos faltaba entonces y lo que continúa faltando ahora es comprender claramente cuáles son los beneficios que supondría alcanzar los distintos niveles de calentamiento”, afirmó el investigador, que advierte asimismo de que sus cálculos están sujetos a cierto nivel de incertidumbre.
En particular, el estudio admite que sus predicciones estarían subestimando el coste del calentamiento global en caso de que en las próximas décadas tengan lugar cambios catastróficos aún no previstos.
Si se produce un deshielo de Groenlandia y la Antártida más rápido de lo esperado, o si se intensifican fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor e inundaciones, el coste económico del calentamiento puede ser mayor.
Al analizar el escenario en el que se logra limitar el incremento de temperatura a 1.5°C, Burke y su grupo concluyeron que el 90% de la población mundial se vería beneficiada, incluidos los ciudadanos de las tres primeras economías mundiales (Estados Unidos, China y Japón).
Unos pocos países se verían en cambio perjudicados, especialmente en las regiones más frías del planeta, donde la temperatura promedio se sitúa actualmente por debajo de entre 10°C y 15°C.
“Esto se muestra claramente en los datos de Islandia, por ejemplo. Islandia crece mucho más rápido en los años en los que la temperatura está por encima del promedio”, afirmó Burke.
Las economías de los países escandinavos, Canadá y Rusia, entre otros, no se verían beneficiadas por una limitación del calentamiento global, según el investigador, mientras que los países del sur de la Unión Europea (UE) obtendrían en cambio ventajas para su PIB.
“Para la mayor parte de los países del mundo, incluidos los Estados Unidos, hemos encontrado pruebas sólidas de que los beneficios de alcanzar los ambiciosos objetivos de París superan ampliamente los costes”, recalcó el científico.
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El grupo de investigadores indicó en un comunicado de la Universidad de Stanford que esperan que su investigación contribuya a “arrojar luz sobre el valor económico general del Acuerdo de París”, casi un año después de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, anunciara su retirada del pacto.
El mandatario republicano dijo que el acuerdo perjudica a la economía estadounidense y dificulta la creación de empleo, además de ofrecer “ventajas financieras” a otros países.
El texto rubricado en la capital francesa urge a los Estados a que las emisiones que contribuyen al calentamiento toquen techo tan pronto como sea posible y reconoce que los países en desarrollo tardarán más tiempo en lograr ese objetivo. Obliga además a los países desarrollados a contribuir a financiar la adaptación de los más pobres a sistemas que les permitan limitar sus emisiones.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes encontrar el original aquí.
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