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Los agricultores y ganaderos de buena parte del planeta conocen desde hace años el impacto negativo de la sequía, la alteración de los ciclos estacionales y la creciente violencia de los fenómenos meteorológicos.
Todos estos procesos se quedarán pequeños ante una variable biológica en alza: El aumento de las temperaturas asociado al cambio climático incrementará la actividad de los insectos que perjudican a los cultivos con nuevas y mayores plagas.
El aumento de plagas en vegetales provocará pérdidas mundiales de cosechas de arroz, maíz y trigo entre un 10% y un 25% por cada grado centígrado que suban las temperaturas superficiales medias mundiales, según un estudio publicado en la revista Science.
Las regiones templadas y productivas como el cinturón de maíz de Estados Unidos, los campos de trigo en Francia y los arrozales en China se encuentran el la lista de zonas más perjudicadas en este proceso, informan los autores del estudio.
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Un incremento de 2°C en las temperaturas de la superficie haría que las pérdidas totales de estos tres cultivos fuera cada año de aproximadamente 213 millones de toneladas, según los cálculos del equipo de expertos de la Universidad de Washington que lideró el estudio.
“Las temperaturas más cálidas aumentan exponencialmente las tasas metabólicas de los insectos y, con la excepción de los trópicos, las temperaturas más cálidas incrementarán las tasas de reproducción de los insectos: tienes más insectos y están comiendo más”, indicó el autor principal, Curtis Deutsch, de la Universidad de Washington en declaraciones recogidas por Efe.
Los autores del nuevo estudio consideraron que los impactos del calentamiento global en las infestaciones de plagas de insectos “agravarán los problemas de inseguridad alimentaria y daños ambientales de la agricultura en todo el mundo”.
El modelo desarrollado por este equipo predice que para un aumento de 2°C en las temperaturas, las pérdidas medias de rendimiento debido a la actividad de los insectos serían del 31% para el maíz, el 19% para el arroz y el 46% para el trigo.
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En esas condiciones, las pérdidas anuales totales de cultivos llegarían a los 62, 92 y 59 millones de toneladas, respectivamente.
El equipo señaló en sus conclusiones que los agricultores y los gobiernos podrían tratar de disminuir el impacto del aumento del metabolismo de los insectos, cambiando de lugar de cultivo o intentando reproducir cultivos resistentes a los insectos.
“Espero que nuestros resultados demuestren la importancia de recopilar más datos sobre cómo las plagas afectarán los cultivos en un mundo en calentamiento, porque colectivamente, nuestra elección ahora no es si permitiremos o no el calentamiento, sino cuánto calentamiento estamos dispuestos a tolerar”, destacó el profesor Curtuis Deutsch en una nota difundida por su universidad.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes encontrar el original aquí. |
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