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Ingenieros mexicanos del Corporativo Jhostoblak crearon una tecnología capaz de recuperar y potabilizar agua de mar y residual de origen doméstico, hotelero, hospitalario, comercial e industrial, sin importar el contenido de contaminantes y microorganismos, con rapidez y a bajo costo.
El sistema denominado PQUA, funciona con una mezcla de elementos que son capaces de separar y eliminar todos los contaminantes, así como las sustancias nocivas orgánicas e inorgánicas.
“La metodología tiene como fundamento disociar molecularmente los contaminantes del agua para recuperar las sales minerales necesarias y suficientes para que el cuerpo humano funcione y se nutra apropiadamente al consumirla”, explican los técnicos del corporativo.
Ellos agregan que el agua tiene memoria, por lo que al “darle instrucciones” con tales elementos se logró separar el contaminante a cierta velocidad y en la cantidad necesaria; de esta manera, se obtiene agua potable en un solo paso. Cabe destacar que los ingenieros desarrollaron ocho elementos disociantes y tras realizar numerosas pruebas en distintos tipos de agua contaminada, implementaron una metodología que indica cuáles y en qué cantidades deben combinarse.
“Durante el proceso de potabilización no se generan gases, elementos tóxicos ni olores desagradables que dañen o alteren al medio ambiente, la salud ocupacional del ser humano y la calidad de vida del mismo”, apunta la firma mexicana.
El corporativo cuenta con una planta piloto en sus oficinas, con la cual demostraron el proceso de potabilización. El agua residual dentro de un contenedor fue enviada por bombeo a un tanque reactor donde recibió la dosificación de los elementos disociantes en las cantidades predeterminadas para la eliminación de los sólidos, la materia orgánica e inorgánica y los metales pesados; asimismo, se produce un fango que se asienta al fondo del reactor. Este último se extrae y se analiza para determinar si es apto para abono o para producir materiales de construcción.
Posteriormente el agua es conducida a un tanque clarificador encargado de sedimentar los elementos disueltos sobrantes. Luego el líquido llega a un filtrador para quitar la turbiedad y finalmente pasa a un tanque pulidor que elimina olores, colores y sabores. El agua ya potabilizada se descarga en un contenedor donde se le va incorporando ozono para asegurar su grado de pureza y así quedar lista para beber. En efecto, el líquido resultante es fresco, sin olores y de sabor neutro.
“Contamos con más de 50 pruebas realizadas en diferentes tipos de agua residual y todas han sido certificadas por laboratorios autorizados por la Entidad Mexicana de Acreditación. El Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, el Colegio de México y el IPN han otorgado su validación de que el agua potabilizada con nuestra tecnología cumple con la norma NOM-SSA-127, la cual indica los parámetros y características de calidad del vital líquido que puede ser utilizado para consumo y uso humano”, destaca el Corporativo Jhostoblak.
Añaden que en la actualidad trabajan en un proyecto en Xochimilco, México, aunque todavía tienen barreras económicas y políticas. Sin embargo la gente está ávida por los resultados debido a que las tierras en la zona prácticamente están muertas, ya que no cuentan con agua de calidad para uso agrícola, ganadero y mucho menos para consumo humano. Este desarrollo está protegido bajo secreto industrial en EU y su implementación en el mercado dependerá de la necesidad de los usuarios.
Este texto apareció originalmente en Eleconomista, puedes encontrar el original aquí.
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