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Vivimos en un planeta azul, con océanos y mares que cubren más del 70% de la superficie de la Tierra. Los océanos nos alimentan, regulan nuestro clima y generan la mayor parte del oxígeno que respiramos.
Pero las crecientes amenazas como la contaminación marina, el aumento del nivel del mar y la sobrepesca afectan nuestras vidas e infringen los derechos humanos asociados con los océanos. Una reciente investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) muestra, por ejemplo, que la contaminación por plásticos en los ecosistemas acuáticos ha aumentado considerablemente en los últimos años y se prevé que se duplique con creces para 2030.
En octubre de 2021, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reconoció, por primera vez, que un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es un derecho humano. Esto representa un paso histórico en la lucha contra la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
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Durante la conmemoración del Día de los Derechos Humanos, que tiene lugar cada 10 de diciembre, la jefa de la subdivisión de Agua Dulce y Océanos del PNUMA, Leticia Carvalho, describe cinco razones por las que un océano limpio y saludable es importante para cumplir con las obligaciones de derechos humanos relacionadas con un medio ambiente limpio, saludable y sostenible.
Un tercio de la población humana, casi 2,400 millones de personas, vive a menos de 100 km de una costa oceánica, y toda la vida humana depende del oxígeno y el agua dulce que se crea en conexión con los mares.
Muchas sociedades, pero no todas, pueden dar por sentado el acceso al agua para beber, el saneamiento y el riego. En 2010, la ONU consagró el agua como un derecho humano. Sin nuestro océano para alimentar el ciclo del agua del planeta y crear aire fresco y respirable, no existiríamos en absoluto.
El valor económico anual del océano se estima en US$ 2.5 billones, esto es el equivalente a la séptima economía más grande del mundo. Los océanos proporcionan nutrición, medicamentos y recursos minerales y de energía renovable. Es una fuente de empleos en la pesca, los mariscos, el ocio y la ciencia. Nuestro océano es la “súper autopista” que une las economías y transporta bienes y personas en todo el mundo.
El océano modera el clima y también influye en él. Desde el comienzo del período industrial ha almacenado más del 90% del calor producto del cambio climático causado por el hombre y un tercio de las emisiones de carbono del mundo.
Ecosistemas vitales como manglares, pastos marinos y marismas saladas podrían ayudarnos a almacenar más de 1,400 millones de toneladas de emisiones de carbono al año para 2050 si se protegen y restauran.
Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica, los hábitats de los fondos marinos por sí solos albergan entre 500,000 y 10 millones de especies. Pero es difícil saberlo con certeza, ya que alrededor del 80% del océano permanece inexplorado y el 91% de las especies marinas permanecen sin describir. Lo que sí sabemos es que continuamente estamos haciendo nuevos descubrimientos.
En 2020, frente a la Gran Barrera de Coral de Australia, los científicos descubrieron un “rascacielos” de coral de 500 metros, más alto que el edificio Empire State de Nueva York. Los preciosos y vulnerables ecosistemas de arrecifes coral ocupan menos del 1% del fondo oceánico, pero albergan al menos el 25% de la vida marina.
El océano es el hogar de vastos misterios, desde el animal más grande del planeta hasta organismos microscópicos que constituyen el 98% de la biomasa del océano. Estos microbios son esenciales para la cadena alimentaria, la producción de nutrientes para la tierra y el mar, y la salud de todos los animales y humanos. En este Decenio Internacional de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible es hora de priorizar la comprensión y el cuidado de este espacio para que pueda cuidarnos mejor.
La mayoría de las culturas en la Tierra han celebrado, valorado y, a veces, le han temido al océano. Ha proporcionado mitos y leyendas, e inspiración para el arte, la música y los juegos. De hecho, el PNUMA está trabajando con la industria de los videojuegos para crear conciencia sobre los océanos.
En nuestro tiempo libre, muchos disfrutamos de playas y actividades como la natación, el surf, la vela y el buceo, o simplemente de la tranquilidad que nos da estar cerca del agua. Y en ese sentido, el Día Internacional de la Felicidad de la ONU reconoce la felicidad como un objetivo humano fundamental. Al igual que los derechos al agua, la salud, los medios de vida y un medio ambiente limpio, el océano tiene un papel fundamental que desempeñar.
Este texto apareció originalmente en Unep, puedes ver el original aquí.
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