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Este año, la más verde de las naciones centroamericanas rompió el récord mundial por más días consecutivos de energía renovable: 300.
Pero hay un área donde Costa Rica todavía está luchando para cumplir con su compromiso del Acuerdo de París de reducir las emisiones, según los expertos: el sistema de transporte.
“Mantuvimos funcionando una red eléctrica muy limpia. Donde Costa Rica todavía no está funcionando bien es en el transporte. Allí es donde está nuestro talón de Aquiles”, dijo Christiana Figueres, costarricense y ex jefa de la secretaría de clima de la ONU.
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Meteorología del país, el 64% de las emisiones que cambian el clima de Costa Rica provienen del uso de energía, y más de dos tercios de ellas provienen del transporte.
Marcela Guerrero, legisladora nacional de Costa Rica, dijo que el sistema de transporte público obsoleto e ineficiente del país ha llevado a las personas a depender en gran medida de los automóviles.
“Si Costa Rica no prioriza un aumento en el uso del transporte público, creo que estaremos muy lejos de alcanzar nuestros compromisos del Acuerdo de París”, dijo Guerrero en una entrevista con Thomson Reuters Foundation.
Pero los vehículos individuales más limpios también serán importantes, dijo. Para reducir las emisiones de automóviles y camiones, Guerrero en 2015 propuso proporcionar incentivos financieros para la adopción de vehículos eléctricos.
Esos podrían incluir la exención de una serie de tarifas, incluidos los costos del parquímetro y los permisos de conducción, para reducir los impuestos a la importación y las tarifas de transferencia de vehículos. Tales incentivos necesitarían durar solo cinco años, el tiempo suficiente para dar un impulso a la nueva industria, predijo.
“Costa Rica tiene condiciones inigualables (para la adopción del transporte eléctrico) en comparación con el resto de América Latina” porque su red eléctrica depende de la energía renovable, dijo, lo que significa que los vehículos eléctricos tendrían emisiones casi nulas.
El proyecto de ley propuesto por Guerrero aún está a la espera de una votación, pero está programado para un debate final. Ella cree que es probable que pase, ya que tiene un creciente apoyo parlamentario y es “una pieza importante del rompecabezas” para que el país alcance sus objetivos climáticos, comentó.
Mientras tanto, la compra de vehículos se está disparando en Costa Rica. Según los datos del Registro Nacional del país, hay dos veces más autos matriculados cada año como bebés nacidos.
La mayoría son vehículos individuales, dijo Guerrero, cuando el transporte público sigue siendo “deficiente”. El sistema ferroviario, por ejemplo, ofrece solo cuatro rutas en todo el país, con solo 19 trenes en las vías, una medida, en parte, por el tamaño del país, según el Instituto Costarricense de Ferrocarriles.
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Los autobuses, a su vez, no han modernizado sus rutas y paradas, en parte porque los propietarios de las compañías de autobuses son reacios a hacer cambios que podrían aumentar los costos operativos, dijo Guerrero.
El resultado es que el 30% de los costarricenses dicen que no usan el transporte público debido a su ineficiencia, según el informe del estado de la nación de 2017.
La modernización del transporte público con mejores rutas y más autobuses y trenes eléctricos podría ayudar a disminuir la dependencia de Costa Rica de los vehículos individuales y reducir las emisiones, dijo Guerrero. Pero, también es importante la promoción de autos eléctricos, ya que aun con un sistema de transporte público mejorado, no todos estarán dispuestos a usarlo.
Jairo Quirós, ingeniero eléctrico de la Universidad de Costa Rica, dijo que el país es adecuado para autos eléctricos, y no solo porque la energía eléctrica del país es baja en carbono.
Más del 90% de las personas que poseen automóviles también tienen un garaje donde podrían cargar sus vehículos eléctricos sin la necesidad de una inversión pública a gran escala en estaciones de carga, dijo.
Debido a que Costa Rica es una nación pequeña, las limitaciones en el rango de vehículos eléctricos tampoco son un problema significativo, dijo Quirós. Estuvo de acuerdo con Guerrero en que, con los incentivos adecuados, Costa Rica podría tener un mercado competitivo de vehículos eléctricos en cinco años.
El impulso para el transporte eléctrico ha recibido algunas críticas, incluyendo que la red eléctrica limpia del país no pudo hacer frente a la creciente demanda de electricidad. Pero “hemos estudiado cuántos vehículos eléctricos puede contener nuestra red renovable y con la cantidad de vehículos proyectados desde ahora hasta 2025, la red se mantiene bien”, explicó Quirós.
Por ahora, la mayor barrera para poner a los costarricenses en el asiento de los autos eléctricos o autobuses es el precio, dijo Guerrero. Pero con incentivos financieros para comprar uno, esa barrera es poco probable que dure, dijo.
“Hay una serie perfecta de condiciones para que ocurra este cambio”, concluyó.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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