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El clima abrasador en todo el mundo hace que los campos estén demasiado secos para cosechar, que los ríos sean demasiado cálidos para enfriar las plantas de energía y deje a las turbinas eólicas inactivas. Eso está empujando los precios de los productos básicos a un nivel más alto.
Los productores de artículos básicos están teniendo un verano para recordar, por todas las razones equivocadas.
Una ola de calor en varias partes de América del Norte, Europa y Asia, junto con un empeoramiento de la sequía en algunas áreas, está causando picos en los precios de cualquier cosa, desde el trigo hasta la electricidad. Las plantas de algodón se atrofian en campos resecos de Texas, los ríos franceses son demasiado cálidos para enfriar efectivamente los reactores nucleares y la cosecha de trigo en Rusia está fallando.
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El calor abrasador está extrayendo un alto costo humano, contribuyendo a las inundaciones en Japón y Laos y los incendios forestales cerca de Atenas. El alivio de las altas temperaturas, que superaron los 30°C en el Círculo Polar Ártico, puede no llegar durante al menos dos semanas.
Es un recordatorio oportuno de la vulnerabilidad de los mercados mundiales de productos básicos ante el cambio climático, ya que la actividad humana interrumpe el comportamiento de las plantas, los animales y las estaciones.
El calor y la falta de lluvia están azotando los cultivos en toda Europa hasta el Mar Negro. La producción en Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo, va a caer por primera vez en seis años, mientras que las preocupaciones continúan aumentando en cultivos más pequeños en productores clave como Francia y Alemania.
Los contratos de trigo para diciembre han subido casi un 10% en el último mes en París, con los precios alcanzando el nivel más alto desde que el contrato comenzó a comercializarse en 2015.
Después de años de excelentes cosechas, la producción mundial podría caer este año por primera vez desde la temporada de crecimiento de 2012 a 2013. Esto podría tener ramificaciones políticas y sociales. Egipto, que depende del pan subsidiado para alimentar a sus casi 100 millones de personas, ya está pagando el precio más alto por sus importaciones en más de tres años.
Los agricultores franceses no son los únicos que la están pasando mal. La flota de centrales nucleares del país también está sufriendo.
Los ríos se han calentado demasiado para enfriar efectivamente los reactores, y Electricite de France SA podría verse obligada a recortar la producción en dos estaciones. El clima cálido también ha obligado a una planta alemana de carbón a frenar las operaciones y ha reducido la disponibilidad de algunas plantas en Gran Bretaña que utilizan gas natural.
Francia obtiene más del 70% de su energía de 58 estaciones atómicas y es un exportador neto de electricidad a los países vecinos. Cualquier reducción en la producción podría impulsar los precios en todo el continente.
Las condiciones sofocantes también están dejando a las turbinas eólicas virtualmente paralizadas. En Alemania, la producción de viento en los últimos días ha sido un tercio más baja que el promedio del año hasta el momento.
Los molinos de viento también están sin funcionar en España, Italia, el Reino Unido, Dinamarca y Suecia. Los operadores solares están disfrutando del clima, pero no pueden llenar el vacío dejado por el viento y la demanda de gas natural está aumentando.
En Texas, los precios de la energía también están subiendo debido al calor. La parte norte del estado rompió un récord diario de temperatura de 93 años recientemente, lo que provocó un aumento en la demanda ya que las personas escucharon los consejos de permanecer en casa y utilizar aire acondicionado.
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Los precios al por mayor de la electricidad asegurada con un día de antelación alcanzaron máximos de tres años, aunque han disminuido a medida que las temperaturas se moderan.
El cinturón de algodón del oeste de Texas, el área más productiva del mundo para el cultivo, está café, agrietado y polvoriento. La sequía es tan mala que cerca de la mitad de la cosecha del estado se encuentra en muy mal estado, según muestran los datos del gobierno de Estados Unidos. Alrededor de 4.5 millones de acres de la fibra se siembran en la región, el 60% de los cuales depende de la lluvia porque no se riega.
“Perdí todo por la tierra seca”, dijo Lloyd Arthur, un agricultor de cuarta generación en el condado de Crosby. No espera cosechar nada de alrededor de un cuarto de los 2,000 acres de algodón que sembró esta temporada.
Ron Harkey, presidente y director ejecutivo del almacén de algodón más grande del mundo en Lubbock (Texas), espera obtener 1.5 millones de pacas de miembros de una cooperativa de productores en el área este año. Eso es menos que las 2.5 millones de la temporada pasada. Los suministros más estrictos han ayudado a impulsar el algodón comercializado en Nueva York en más del 10% este año.
Este texto apareció originalmente en Bloomberg, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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