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Las fuertes lluvias han inundado las calles de Barcelona (España). El mar llega hasta los pies de Montjuïc y embarcaciones de emergencias circulan apresuradas ante el aviso de una descarga de 300 litros de agua por metro cuadrado. Protección Civil desplaza un dron puerta a puerta que recomienda quedarse resguardado.
Esta descripción no busca alarmar al estilo de la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos de Orson Welles, de 1938. Pero la alerta futura es real. Según los modelos que estudian el cambio climático, las avenidas de agua en Barcelona de entre 0.8 y 1.2 metros pueden ser frecuentes en 2068.
Manuel Cermerón, es director de la exposición The Zone of Hope (La Zona de la Esperanza), promovida por Aigües de Barcelona. En la muestra, que se puede visitar en el Real Círculo Artístico de la capital catalana, la imagen de la plaza España transformada en una confluencia de canales es una realidad. Eso sí, solo virtual.
Unas gafas y grupos de sensores en las extremidades trasladan al visitante a escenarios apocalípticos avalados por “una realidad científica que no podemos obviar”, asevera Cermerón, que añade que es necesario “generar un sentimiento de urgencia”. El objetivo de la experiencia, gratuita para los clientes de Agbar, es hacer que los ciudadanos se comprometan a luchar contra el calentamiento global.
La muestra llega la misma semana que la Organización Meteorológica Mundial ha informado de que los tres últimos años han sido los más cálidos de la historia desde que hay registros. El montaje cuenta con varias puertas virtuales que trasladan al visitante a 2038, 2068 y 2093. En la primera parada se aprecia el deshielo del Ártico, causa de la inundación de Barcelona de 2068. La visión de la realidad paralela es en 360 grados y la experiencia inmersiva también tiene en cuenta el tacto y simula las sensaciones de frío y calor.
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El pantano de la Baells (Berguedà) es un terreno muy seco y en su interior afloran cactus. La maquinaria que mantenía vivo el embalse, oxidada, queda solo para el recuerdo. Las temperaturas llegan a los 48°C y hasta se aprecia el hedor de pilas de neumáticos abandonados.
Concluida la inmersión, el abatimiento es general. Un audiovisual donde líderes mundiales dicen que otro futuro es posible, intenta dar la vuelta al disgusto. Lo consigue en cierto modo, sobre todo si uno obvia que Donald Trump llegó a calificar el cambio climático de “engaño”. La última parada es en una pantalla que da ideas para combatir el fenómeno con gestos cotidianos. El futuro aún no ha llegado…
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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